Destino... (Clan Windsor e invitados)

Estábamos todos a bordo, esperaba que Brody nos alcanzara pronto, aunque ahora las cosas entre nosotros no andaban como deseaba, pero aun así extrañaba mucho su compañía. Sabía que ella iba a solucionar todo lo que nos faltaba, llegando a la casa le marcaría de nuevo para ponernos de acuerdo en algunas cosas que ibamos hacer y lo cual cambiaría mucho nuestra situación como familia.

El avión empezó a moverse, se escucharon los clics de los cinturones, me quedé a un lado de Freda para cuidar que no se abalanzara sobre la chica y Marion estaba alado de Fromm monitoreándola, ahora esta situación esperaba que no se nos saliera de las manos, teníamos que educar a un nuevo neófito, los neonatos no eran lo que uno esperaba, todos eran diferentes, esperaba que esta chica entendiera que la vida humana es importante para este clan, de lo contrario, ella morirá.

Agarré la mano de mi hija con fuerza y la miré, no se notaba arrepentida, y sus ojos estaban distraídos, perturbados, la tomé del cuello y la pegué hacia mi pecho. En el transcurso nadie mencionó una sola palabra, habría tiempo de sobra para aclarar todas las dudas y para hablar.

En el aire en camino a Alaska, pensé que a Marion no le importara, pagaría por todo lo que ha hecho por ayudarnos aunque parecía que ella solo lo hacía por la humana, es una mujer admirable, por todo el trabajo que realiza en la universidad y en la clínica, para eso hay que tener mas que corazón y mucha voluntad al ver toda la sangre humana, los heridos, el olor a muerte y demás decadencia humana que le llegaba día a día, era algo que mi persona no soportaría.

En unas horas llegamos al aeropuerto, el panorama se pintaba de blanco y hacía un frio hiriente, pero nada del otro mundo para unos seres como nosotros que éramos como témpanos de hielo. Blanchard se encargó de Fromm mientras sujetaba a mi hija, nos marchamos en dos coches diferentes, para evitar el contacto de la humana con Freda lo más posible, hasta llegar a la casa donde nos íbamos a quedar una larga temporada.

-Laurent… yo no quería… ella… ella me obligo- mi voz era inestable y mis movimientos sumamente bruscos como el primer día de mi conversión. Me callé…-¿ahora que viene dad?...- pregunté con esa voz aterrada. Me afirme de su brazo con toda mi fuerza.

Tras unas cuantas horas en el avión, llegamos a la gélida Alaska. Bueno, gélida para cualquier ser vivo, pero nosotros éramos harina de otro costal. Amaltea me sorprendía, apenas y se quejaba en voz baja del dolor, la quemazón que debía estar sintiendo en sus entrañas, era casi increíble lo poco que había gritado... Claro que aún le quedaban cerca de dos días para finiquitar su proceso. Aún tendría tiempo de sobra para gritar, retorcerse y patalear si así prefería. ¿Sería esto obra de la morfina? No lo sabía, pero eso mismo parecía. Su piel empezaba ya a verse más pálida y pareja de lo que había sido antes.

Al bajarnos del avión pedí una silla de ruedas para Amaltea y la cubrí con una de las mantas de la aeronave, no quería que sufriera hipotermia en sus últimas horas como ser humano. Fuí hasta el alquiler de coches y renté una SUV de Chevrolet, lo suficientemente amplia como para poder recostar a Amaltea cómodamente en el asiento trasero. Laurent iba en otro carro de Freda, era comprensible que prefiriera alejarlas mientras Amaltea dejaba de oler asquerosamente deliciosa para Freda, es decir, hasta el final de su etapa humana. Más de una persona me miró extraño por llevar a la joven inconsciente en la silla de ruedas, pero me volví hacia el carro sin mirarlos. Bien podría ser una chica con un retraso mental. Un chico del alquiler fue bastante colaborativo conmigo, sus ojos mostraban un especial interés en algo en mí. No hice nada por desencantarlo, una mujer no debería cargar a otra chica, no ante ojos humanos, así que para eso me sirvió el chico del alquiler.

-Gracias -dije, entregándole una propina y sonriéndole, antes de subir al auto.

Puse el motor en marcha y empecé a seguir a Laurent, que iba unos pocos metros más adelante de mí. Me preguntaba cómo estaría la situación entre él y su hija, que se veía bastante preocupada desde que abordó el avión. Se debía detestar por esto, además que decepcionar a tus padres... Ésa era una sensación a la que no había tenido acceso desde hacía muchos, muchos años. Cuando aún era humana. Cuando aún tenía padres. Suspiré, esto se parecía tanto a Rusia... Carreteras congeladas, árboles de color azul grisáceo todo el año, nieve, nieve y más nieve, incluso ahora que estábamos cerca al verano, y el viento que lo revolvía y mezclaba todo. Era como volver a la primitiva Siberia, casi.

Eventualmente, Laurent detuvo su carro, por lo que paulatinamente frené. Miré la gran casa frente a mí, ¿era éste el lugar? Bajé un poco la ventana y olfateé el aire. Nada, nada de olor a sangre humana cerca... Aparte de la sangre de Amaltea, que ahora parecía tener mayor dificultad a la hora de fluir por sus vasos sanguíneos... Espesa... El proceso inexorable continuaba su marcha.

((OFF: perdon por tardar))

Sentí como me movían de lado a lado, como me cambiaban de manos, cada mínimo movimiento en mi causaba una nueva mecha de dolor.
Abrí los ojos levemente, todo se veía borroso, cerca mío estaba ¿Marion?... mi ángel sin dudas, ¿Cuántas veces me había salvado ya?

Poco a poco mi sangre parecía espesarse cada vez mas, una buena parte de mi cuerpo pedía oxigeno e inexplicablemente mis pulmones lo rechazaba cada vez que este intentaba entrar.
Todo mi cuerpo parecía estar creando una lucha interna causándome el peor y mas agudo dolor que un humano hubiera podido haber sentido jamás.
La quemazón se extendía por todas mis células hasta el mas pequeño lugar, mis órganos comenzaban a disfuncionar causándome severos e inexplicables dolores, era como sentir un paro cardiaco tras otro y asfixia al mismo tiempo, una y otra y otra vez.
Por momentos sentía unas inmensas ganas de erguirme y verme alguna extremidad; mis brazos, piernas y dedos parecían estarse carbonizando a tal punto que hasta dudaba si quedaría algo de ellos al final de mi conversión. Era todo tan sobrehumano que creí tener terminaciones nerviosas en el pelo y las uñas.

El frío del nuevo lugar irreconocible atacó mi cuerpo haciéndome creer por una fracción de segundo que ayudaría a que sienta menos el dolor... Sin embargo nada lo calmaba, nada hacía que parará y ya no lo podía soportar. Un intento de sonrisa se cruzó por mi rostro, adolorida sin dudas.
Si tanto dolor no me mataba entonces iba a ser capaz de lo que sea.
Tuve una convulsión en la que escupí sangre sobre todo mi cuerpo y luego de nuevo me intenté mantener lo mas quieta que podía.
El dolor físico era enorme, inaguantable e inhumano sin embargo el dolor de verdad era otro.

Entramos a la casa, me la había dado un viejo amigo el cual me hizo el favor, el sabía la situación y tenia la casa equipada, siempre la tuvo así. Blanchard traía a Fromm en la silla de ruedas, no sabía en que momento despertaría, había que monitorearla constantemente.

-Espéreme aquí -Le dije a Blanchard dejándola en el living y me alejé de ellas dos con Freda ala cual la llevé a la zona aislada, pasamos unos pasillos hasta llegar a unas habitaciones con unos barrotes, sabía que no quería entrar pero ni siquiera le pregunté y la metí ahí- No pasará nada, solo es cuestión de tiempo, debemos esperar… en unas horas regreso… perdóname...

Me di media vuelta poniéndome la llave dentro del bolsillo del pantalón y escuché los gritos de Freda por el pasillo. Y seguí mi paso sin mirar atrás hasta donde estaba la Dra junto con la chica.
-Sígame –le dije, ella me siguió y llevamos a la muchacha a una sala equipada con todo lo necesario como un hospital después de que la recostó e hizo lo propio- Quiero hablar con usted… -miré a la chica y luego Blanchard haciéndole una señal para salir de la habitación-

Caminamos hasta un dormitorio con las puertas de madera era una especie de estudio, el cual estaba tapizado de libros y era una zona segura, con gruesas paredes donde nadie podría escucharnos.
- Cuando sepa que no está en peligro la llevaremos a una zona aislada, ahí la encerraremos para evitar que mate a alguien… Marion… -me sentí extraño de llamarla de manera tan informal- Esto fue un accidente y casi nos cuesta la vida… mi hija ahora pagará su error… Necesitamos monitorear a la chica todo el tiempo… ahora esta dormida, al parecer… pero estoy seguro que debe estar sufriendo internamente, el veneno es corrosivo y poderoso, ahora… dígame… ¿Qué prosigue? Usted como medico, me gustaría que me de su opinión sobre cuando será conveniente llevarla a la zona aislada.

Esperamos unos momentos mientras llegaba la Doctora y Amaltea yo me quede dentro de la enorme mansión al momento que “ella” hacia su entrada triunfal, lo había conseguido, después de toda la locura, había logrado que yo cayera en lo más bajo, transformar a la persona más irritante de este mundo…

Mi cuerpo estaba rígido, y sentía esa hiperactividad clavada en mis pensamientos, miré con odio a aquella aun humana, conteniendo las fuerzas de no abalanzarme sobre ella y destrozarla como el parasito que era. Desvié la mirada cuando mi padre me hizo acompañarlo, la verdad necesitaba alejarme de ella, no podría seguir en la misma habitación o terminaría acabando con su vida como lo debí haber hecho de un principio.

Pasamos por unos pasillos que cada vez se alejaban más de la cámara principal… cuando llegamos a un tipo de celda me asuste, no entendía que pasaba, pensé que entraría conmigo a aquel lugar, pero no… cerró con llaves antes de que yo pudiera reaccionar. Lo miré con pánico… sabía que odiaba estar encerrada… sabía que no podía estar quieta en un lugar mucho tiempo… lo sabía… afirme mis manos en los barrotes mientras el intentaba contenerme, pero no habían los motivos suficientes para esto…. Estaba segura de ello…

Mi respiración era agitada y con toda mi fuerza intente destrozar u doblar aquel metal, pero mi fuerza no era la suficiente, se dio media vuelta y se alejo…

-Laurent- dije fríamente -esto debe ser una broma… ¿verdad?...- mi voz la podía escuchar pero ¿por qué no se volteaba? – LAURENT!, SACAME DE AQUÍ!, SACAME DE AQUÍ!- gritaba una y otra vez a todo pulmón… esto no era cierto… claro… no lo era, solo por primera vez de mi transformación me quede dormida y esto no era más que una pesadilla, esa era la única explicación ¿cierto?... no!, me estaba mintiendo a mi misma, esto era la realidad, la maldita realidad. Golpeé con más fuerza los barrotes, pero mi piel de granito era la única que salía lastimada…

Brody!... ella llegaría pronto y me sacaría de aquí… André el también tenia que llegar, tenia que hacerlo cuanto antes, ambos me liberarían… Laurent solo se confundió, el no quería hacer esto... no quería…

Ya cansada de tanto golpear los barrotes innecesariamente deje que mis sentidos me vencieran, me estaba volviendo loca el encierro… me aovillé en el piso en un rincón de esa fría celda… es una pesadilla, nada más que eso, una cruel pesadilla en donde yo era el mounstro…


/off: T_T… no me gusta ser ojos rojos… pero asumo mi responsabilidad >.< (Laurent ¬¬ ¿era necesario encerrarme a mi también? T_T…Dios!!!!)/

Monitores, ruidos, cosas conectadas a mi cuerpo, cambios de clima constantes...Y el dolor... ese horrible e inaguantable dolor que parecía jámas acabarse. ¿Cuánto tiempo había estado padeciendolo ya? ¿Cuánto tiempo mas tendría que soportarlo?

De un segundo a otro mi corazon desesperado dejo de latir, mis pulmones dejaron de mandarle oxigeno... toda mi "maquina" se apagó, se desconectó. Abrí los ojos y me erguí para adelante hiperventilando a una velocidad increible...sin caso alguno, mi corazon no bombeaba mas sangre y mis pulmones no recibían mas oxigeno. Sin duda aquel era el peor sentimiento que jámas había sentido, era el punto en el que el cuerpo moría y mi mente seguía conciente... La quemazón arrasó por cada una de mis terminaciones nerviosas como un rayo, haciendome arder hasta lo imposible.
Me retorcí hacía un lado y grité por primera vez, como si algo dentro mío estubiera despertando. Mi vientre se retorció hacia arriba y volví a escupir sangre, una y otra y otra vez. Vomitaba mi propia sangre como si fuera ella el veneno... en aquella posición me hubiera ahogado de no ser que ya no necesitaba respirar.
Me tiré de la camilla en la que estaba recostada llevandome conmigo algunos cables conectados al cuerpo, las maquinas sonaban como locas, las luces se veían borrosas y coloradas, golpié el suelo una vez con el puño cerrado. Paren con este dolor!! Lo que había sentido antes comparado con lo que ahora estaba pasando era indescriptible, algo me estaba arrancando la vida desde el centro de mi cuerpo hacia afuera.
-MATAMEEEEEEEEEEE- Grité a una silueta que no podía reconocer mientras me seguía retorciendo en el piso y vomitando sangre.

OFF:
Suponemos que ya pasaron dos días al menos? Porque una transformación, según los libros, dura de dos a tres días, así que... Bueno, me parece lo más lógico. Si no les parece, ignoramos en los otros posts lo de los días, vale?

ON:
Asentí mientras conectaba los cables que monitoreaban los órganos de Amaltea a su cuerpo, que ya empezaba a notarse marmóreo, y salí pocos segundos después tras Laurent. Las aseveraciones suyas del veneno no eran equivocadas, de hecho, el veneno vampírico en la sangre humana era el equivalente a inyectar formaldehído en el torrente. Quemaba, destruía, y luego hacía lo que el formol: Conservaba.

-La morfina que se le está suministrando funcionará tanto como su corazón lata. Tan pronto la función cardiaca cese, la morfina no podrá funcionar, y justo entonces Amaltea despertará, si su cuerpo sigue respondiendo como hasta ahora. Sólo nos queda... Esperar. Y tan pronto despierte, lo más prudente será llevarla al área aislada.

Asentí y me excusé para volver a la sala médica. Como no sabía el efecto real de la morfina en un humano en proceso de transformación, debía estar más que pendiente de Amaltea... En cualquier momento ella podría perder el control.

Dos días después...

Las funciones metabólicas de Amaltea subían y bajaban continuamente. La más inconstante era la saturación de oxígeno, y desde el amanecer del día presente, el EKG mostraba arritmias, signo que demostraba que su corazón estaba siendo, al fin, atacado por el veneno. La temperatura estaba ya en los 10°C, la temperatura ambiente proporcionada por el aire condicionado de la sala, su metabolismo como tal estaba muerto, acabado. Podía apostar que si bajaba la temperatura del aparato, la de Amaltea -al igual que la mía- bajaría proporcionalmente. La relativa calma se vió interrumpida cuando Amaltea se volteó, con movimientos convulsos.

-¡Laurent! -llamé, suponiendo que necesitaría ayuda.

De la garganta de la chica salió un grito espeluznante. Me alarmé un poco, la morfina ya no hacía efecto... Su cuerpo ya no era humano. Con un movimiento descontrolado, lanzó la camilla hacia una pared, despedazándola. Los cables de los monitores saltaron de su ya marmórea piel, algunos llevandose los aparatos al suelo. El sonido era tenaz, me recordaba ciertas emergencias que había visto en mi práctica, emergencias ruidosas e incómodas como ésta. Con el puño, Amaltea golpeó el suelo, abriendo una grieta en éste. "¡Cielos!" pensé, "¡voy a necesitar ayuda!". Un olor llegó con un leve tañido a dulce a mis fosas, sangre. Amaltea la estaba botando por la boca, algo que no había visto antes en esta etapa... Si vomitaban sangre casi siempre era al principio. No al final. Me arrodillé en el suelo junto a ella, y fue entonces cuando gritó de nuevo, ahora una palabra entendible. "Mátame," decía. Respiré profundo e intenté arreglar las cosas racionalmente, tal vez ella estuviera dispuesta a comportarse bien.

-Amaltea, ya estás muerta... O más bien, no viva -le dije en un tono cauteloso, con las manos listas para agarrarla mientras Laurent aparecía en la habitación.

Ya teníamos unos días en ese lugar, estaba con Brody en la sala de monitoreo cuando empezó a sonar la alarma, luego escuchamos la voz de Marion pidiendo ayuda.
-Es momento –le dije a Brody, ambos corrimos a la sala para llevar ala chica a la zona aislada-

Cuando entramos vimos a Blanchard con Tea en el piso, la levantamos entre los tres para llevarla a la zona aislada, ambas la conocían, la llevamos entre los tres, aun estaba desconcertada y tenia mucha fuerza pero no tanta para derribar a tres vampiros juntos, cuando pasamos vimos a Freda que estaba sentada sobre la cama y vio que llevábamos a la chica Fromm a la celda de alado.

Pusimos cerrojo. Miré a Brody y ella asintió, parecía que nos entendíamos más de la cuenta, desapareció como un as de luz y volvió aparecer con una botella de color verde con un contenido pardusco y espeso, con un tapón de corcho, también había traído una para Freda…

Me calmé por un segundo cuando todas esas manos me sostubieron y luego...el encierro. Sentí como otra buena cantidad de sangre subía por mis entrañas y volví a vomitar, despues de eso todo lo que me quedaba de fuerza de voluntad desapareció.

Me presipité contra los barrotes de la celda en la que me habían encerrado una y otra vez como loca. No estaba ni minimamente conciente sobre mis actos. Algunos fierros se abollaron. ¿Porqué seguía sintiendo dolor? Mis Brazos y dedos se tensionaron a mas no poder y comencé a abalanzar mi cuerpo sobre una pared, y luego sobre otra.
Embestía contra el concreto y las paredes como endemoniada, gritando, chillando. No soportaba mas todo el dolor que mi propio cuerpo producía.

Y entonces volvió a aparecer quién sabe quién con una botella, el olor que emanaba era extasioso, necesitaba beber de aquella sustancia fuera lo que fuera. Me tiré contra los barrotes extendiendo mis manos hacia afuera y apretujando cada centimetro de mi cuerpo contra ellos.
Mis ojos eran de un color negro rojizo inyectados en sangre. Una extraña nueva sensación subió por toda mi faringe y se potencio en mi garganta. Hubiera creido que no había tomado nada en semanas, la sed que me trasmitía el percibir aquella sustancia aún desconocida para mi era atroz.

-Daaame- Gesticulé demanera torpe, mi voz se oía quebrada y demente. Los fierros, si bien no se rompían, parecían estarse amoldando a mi silueta como si se tratara de plastilina. Se oía un agudo chirrido del metal doblandose- DAMEEE- Chillé con tal fuerza que toda mi voz retumbo en la habitación, jadeaba con desesperación, quería, necesitaba de ese liquido!

/off: supondré que no me fueron a ver en esos tres días ._. /

Continué gritando tal vez por horas, ya no lo sabia. En mi cabeza todo daba vueltas, imágenes tenues y perversas la inundaban, recuerdos… recuerdos.
Pasos imaginarios que nunca llegaban hasta donde yo me hallaba, voces que se escuchaban como finos susurros, no quería escucharlas, no quería nada. No sabía cuanto tiempo me tendrían ahí, ya mi mente estaba colapsando quería seguir chillando aunque muy bien sabía que no conseguiría nada.

Aun aovillada como me encontraba me quede, protegiendo mi cabeza con mis manos, como si eso lograra despejar todos los sentimientos que me embargaban. Cerré los ojos para no ver aquellos barrotes que tanto me lastimaban. Todo tomaría un giro muy abrupto a partir de ahora… ya nada sería igual… nada…

Tic, tac, tic, tac… los minutos pasaban… tic, tac, tic, tac… las horas avanzaban… tic, tac, tic, tac... los días… los días me atormentaban.

Pude sentir varios pasos y efluvios distantes aun así conocidos, Brody ya había llegado ¿por qué no vino a rescatarme? Y André… mi André también estaba aquí… ahora me sentía mucho más molesta. Todos se alejaban de mí ¿Por qué eso me traía tantos recuerdos? Dejé que las horas me llevaran, intenté despejar mi mente, las sombras me acompañaban y se movían al compás de un reloj lo que me recordaba exactamente todo el tiempo que había pasado.

Me levanté por primera vez después de esos días, me senté en el borde de la cama ¿para qué era la cama?, el encierro me tenía mal. Mi respiración era exageradamente rápida, como si eso de alguna forma me calmara, pero no era así, solo hacia que los segundos pasaran más lentos.

Sonidos a la distancia que cada vez se sentían más cercanos… no sabía que hacer, si gritar para que me sacaran o simplemente callar… callar era la mejor opción, el silencio era mucho más acogedor para mí en ese instante.

Inhalé hasta llenar mis pulmones al máximo, pude reconocer quienes se acercaban, aunque uno era diferente ahora... Blanchard, Brody, Laurent… Amaltea… ya había completado la transformación, ahora era una de nosotros. Sus cuerpos hicieron presencia en el lugar, avanzaban veloces conteniendo a esa Amaltea demente, la encerraron en la celda contigua, no la miré. Sabía que si la observaba tan solo un segundo las ganas de liquidarla despertarían.

Brody llego con un par de botellas de sangre. Miré a Laurent con odio, el debió impedir que Brody viniera a visitarme también… no lograba comprender como funcionaba su mente, siempre me creí en sintonía con el pero estaba equivocada… mis ojos ya no brillaban. No me levanté a recibir la botella. Bajé la mirada hasta mis manos.

-¿Como está el?- pregunté con voz lúgubre esperando que alguno de los presentes me respondiera, el me importaba en estos momentos, no me interesaba saber de ella, de la maldita que había desencadenado todo esto a pesar de sus chillidos irrumpieran mi supuesta paz.

Muchachas, cerramos este post... pongan atención en los tiempos...para que haya concordancia con los roles...

Freda y Tea se quedan en la zona aislada....
Marion te quedas con Laurent y Brody en la parte de arriba, no te emociones, tienes tu propia habitacion =P
André, estás monitoreado, también te quedas arriba, si haces algo por venir a la zona aislada, podrias morir. Piensalo.