Estaba sentada en un banco dentro del cuartel de policía, ya casi no podía mantenerme en pie. Estaba débil, había caminado hasta allí porque estaba cerca; en realidad me había obligado a caminar hasta La Push. Había decidido ser otra persona, sólo por un tiempo. Una muy diferente. Así que simplemente golpeé a alguien porque me hizo caer sentada en medio de la calle. Y bien, ahí es donde había terminado. El hombre ya se había ido, pero yo seguía ahi. No creía que sólo por un golpe decidieran retenerme ahí por unas horas. Pero no me quejé, sólo lo acepté porque la parte de mí que seguía siendo igual sintió culpa y me quedé sin protestar.
Había pasado media hora cuando alguien entró, ni siquiera tuve fuerzas para mirarlo, pero cuando se sentó lo miré de reojo y lo reconocí. Pero no lo saludé, no tenía ganas de hacer nada.