Trabajo.
Creo que esa palabra en verdad describe todo. Me encantaba la tienda no digo que no, pero en días como esos, en que lo único que falta es que pase una bola de pasto rodando, cual pelicula del oeste de lo solitario que está todo, dan ganas de estar en otro lugar, o por lo menos de que algún alma caritativa venga y te saque del aburrimiento.
No tenía nada que hacer, pues hace días acababa de terminar el inventario, la tienda estaba limpia y no estaba dispuesta a desarrollar un trastorno obsesivo-compulsivo por no tener nada más que hacer que limpiar los anaqueles una y otra vez, ese día no había clientes, y para colmo hacía calor, lo que me daba cada vez más sueño....me daba miedo dejar la tienda sola mientras iba por un café al Café del Zar.
Suspiré y me recargué contra el mostrador, auqnue más que recargarme, casi que me acosté encima de él....viendo las fotos del celular que ya habia visto un millon de veces, jugando los juegos que ya había pasado otro tanto y deseando que algo sucediera antes de que me pusiera a babear el mostrador entre mis sueños...