Sombría poesía (Sophie Deutiers)

La bóveda de ramas se meció con el viento, la forma en que los rayos de la luna se derramaban sobre los árboles y bañaban de la luz desafiando lo que solo el astro rey podría realizar “claridad sin igual” inclusive a ojos mortales, el césped bajo las patas del lobo negro reconforto en el medio del final del cumplimiento de su deber para con su sangre, la protección de los tres pequeños seres que crecían sin mayor preocupación que el alimento. El corazón del guerrero en su soledad sentía dicha al reconocer cada uno de sus efluvios, aspectos extraños que en su soledad parecían reflejar por fugaces instantes la vida que alguna vez el mortal hubiese deseado.

Aquella forma se movía por el instinto , percibiendo con claridad el bienestar de aquella que llevaba el nombre de Bianca, la madre y guerrera, siempre consiente del orgullo que predominaba en aquel instrumento de combate , el orgullo doblegado por el deseo del humano , bajo anhelos estúpidos…

El trote cedió lugar al simple caminar en aquel claro lugar, los agudos sentidos indicaban mas allá del follaje a la vista , se encontraba el mundo en que los mortales disfrutaban del claro que la esplendorosa luna mostraba a su delimitada capacidad visual. Retome la forma del mortal rápidamente dirigiéndome hasta aquel mundo, excluyendo la posibilidad de regresar hasta aquella fortaleza, ávida de nada mas que el silencio magnifico para un ser solitario……………perturbador al mismo tiempo para una mente fluctuante entre huellas que creía haber eliminado en su nueva existencia…

El cobijo de la noche fungió como el perfecto camuflaje para lo que a ojos mortales era evidente a la luz del día, un aspecto discordante de su propio mundo, sus miradas se dirigían fugazmente en varias direcciones, forzando su visión a reconocer en un medio ajeno al establecido para ellos, los rostros, figuras, encontrando en ocasiones extravagante aquella presencia, pero nada sobresaliente al fin, solo otro ser en el medio de la noche. Aquella sensación me era placentera, pasar desapercibido, camine sin rumbo hasta toparme con las luces y sonido que exhibía algún lugar lo bastante cercano para ser percibido por aquellos sentidos, me encogí de hombros dirigiéndome en aquella dirección, una pequeña entrada tal vez demasiado elegante con el nombre de pzico y el efluvio de mas que mortales se mostro interesante al cazador que vio con placer la presencia de aquellos “condenados”.

Dentro, los melodiosos acordes de alguna pequeña agrupación y las miradas de los mortales entre los que solo destacaban algunos por sus llamativos atuendos, se mostraron faltos de interés mientras tome asiento ignorando la “atención” ocasional que se enfocaba sobre el aspecto considerado por algunos descuidado, “de mal gusto a los ojos mortales”, rápidamente uno de los mortales presentes atendió mas motivado por la curiosidad mi llamado, llevando hasta mis manos la copa de alguna bebida de mal gusto.

Dirigí una rápida mirada a la mujer que antes había anunciado su llegada a aquel lugar mediante su esencia -que el fino olfato de la bestia que había captado-, la esencia de cada uno de los presentes había sido memorizada a manera de pasatiempo mientras aquellos ojos fingían interés en el frente al pequeño escenario.

En un gentil gesto incline la cabeza reconociendo por sobre los sonidos del lugar el bello sonido de la voz de la mortal que se dirigía a ese extraño ser solitario.
La joven humana espero inmóvil por la respuesta , mientras extendí una mano para señalarle que podía tomar el asiento, note su aspecto discordaba con su aparente timidez, demasiado joven, demasiado inocente –pensé- mirándole sin que diera cuenta por el rabillo del ojo debajo de los anteojos oscuros mientras tomaba asiento frente mío. Me cuestione la razón que le habría llevado a elegir ese asiento, la duda en sus palabras indicaban, miedo, temor… Finalmente deje de estudiarle, aparentando haber perdido interés en su presencia mis palabras habrían sido sin lugar a dudas un fuerte incentivo para que esta abandonase aquel lugar, decidí el silencio era la mejor de las opciones, opte por una posición de total atención hacia el escenario que ahora exhibía otro espectáculo mas mientras bebí un sorbo de la copa que hasta ahora había sido solo un juguete entre mis manos. Esperando alimentar la curiosidad del humano hacia aquella mortal, solo si esta estaba dispuesta a enfrentar el temor que su visión frente mío infligía, los sentidos de la bestia atentos siempre frente a un nuevo combate se entraron en vigilar las acciones de la joven mientras esta intentaba parecer tranquila, -una media sonrisa se mostro en aquel rostro usualmente inexpresivo ante la sensación frente a la joven mujer, mientras mantuve la vista en dirección al escenario- …