Zmiana planów...

Día 3 desde mi llegada.

Desde que pise este tierra y explore este lugar, la gente parecía demasiado amable…cabe destacar el demasiado.
Encuentro con otros strzyga y rebaño me hacían ver que este lugar era para gente sociable, o cínica… como yo.
Moja Pani, ha insistido mucho en este lugar, en especial Forks, aunque aun no encuentro la razón del porque este lugar, aunque tampoco pensaba en fallarle, mi puedo ser de toso, pero mi lealtad nunca se ponía en duda.

Me dedique a caminar por el lugar de interés, nada me parecía de admiración.
De seguro Moja Pani dudaba que las relaciones pactadas entre strzyga y psy por contacto conmigo apenas pise este lugar.
No podía creer que nuestra estirpe haya caído tan bajo, como para crear pactos o algún tipo de relación con esas bestias… en fin todo iba a cambiar pronto, pero solo debía esperar… solo esperar.


Entre tanto pensar y caminar, note que se hizo de noche.
Me saque los lentes de sol y mire a un parpadeante foco de luz de la calle.

-nada…-
Eso fue todo lo que pude decir tras haber recorrido el paseo central de la ciudad.

La información obtenida era insuficiente.

-Talvez debí tomar el avión a Angola, talvez hubiera sido mas divertido…-

Me dije a mi mismo mientras miraba la parpadeante luz.

Las calles desiertas, el frío congelaba los indicios de que horas más tarde había llovido y sólo el sonido de mis pisadas me hacían compañía. De hecho, nunca había necesitado más compañía que la mía propia y al convertirme en un vampiro esta extraña independencia del mundo se convirtió en algo normal. Intercambiar un par de palabras con cualquier persona no era lo normal en mí. Y pensando en esto me topé con otro vampiro que murmuraba, cerca de una farola parpadeante. El color de sus ojos no estaba dentro de lo que se podía considerar normal en Forks, al igual que los míos. Permanecí varios segundos en silencio, mirándole, tanteándole, ver a semejantes como posibles enemigos también se había convertido en rutina, tratar con ojos rojos no era lo normal y los vegetarianos se encargaban de defender a sus amados humanos por lo que me andé con cuidado, nunca se sabía. Continué quieta, tensa, ¿cuando dos demonios se encuentran qué se supone que han de decir, "¿Hola, qué tal la vida eterna?" o tal vez "¿a cuántos has matado en este mes?"? Impensable, casi ridículo, podría decir que fui salvada por la "campana", una campana que se acercaba y hacía que mi garganta ardiera...un humano entre nosotros dos, justo en el momento y el lugar equivocados...esbocé una sonrisa pícara. Desde mi última comida hacían cuatro días.

Que estático, frente a la penumbrosa luz que emanaba el farol, ahogado en deducciones, y perdido a la vez por la falta de pruebas, necesitaba algo…


algo…




Fue en ese momento cuando mis cuestionamientos escaparon de mi mente y solo sentí un aroma.
Dulce, Familiar y peligroso…
Si algo me había enseñado mi no vida, es a estar siempre preparado y no bajar la guardia.
Deje cae ambos brazos a los costados, como un peso muerto.
Aspire profundamente el aire, mientras ladeaba mi cabeza en dirección al aroma.

Cuando ya tenía un rango de vista adecuado, observe… bajo el otro farol paralelo al que me encontraba, una figura femenina, estática como yo.
Su aura era asechadora… pensante.
Perfecto.
Solo me digne a sonreír, gire mi cuerpo hacia ella y metí ambas manos a los bolsillos de mi pantalón.
- hola…- dije con voz terciopelada mientras apreciaba su estilizada figura.

El chico pasó junto a nosotros justo en ese momento, le seguí con la mirada y cuando se alejó un poco comencé a caminar hacia el humano. No respondí al saludo del vampiro, hice un leve movimiento con la cabeza indicando que me siguiera.

-¿Te vienes de caza?- no me paré junto al él, sino que seguí los pasos del humano, relajándome y dejándome llevar por el instinto, controlarme en ese momento sería algo prácticamente imposible, y ese descontrol implicaba el uso de mis habilidades físicas. Aceleré el paso, en escasos segundos el humano iba a pasar junto a un coche aparcado, fui corriendo hasta allí y me coloqué en el coche, agachada, tensa, lista para saltar. Pero mi juego no terminaba ahí, esta vez no cazaba sola, como pude comprobar, el otro vampiro me había seguido, decidí hacerle partícipe de mi juego. Por su parte, el humano, desconcertado al ver cómo una chica le adelantó a una asombrosa velocidad y esperaba encima de un coche, se quedó inmóvil, esperando a que alguno de nosotros actuáramos. Miré al otro vampiro y me dirigí de nuevo al humano - Dejamos que te vayas sano y salvo a casa si eres capaz de llegar hasta aquella señal de tráfico...- sin dejar de mirarle señalé la señal de tráfico, que miró desconcertado-...antes que él.- señalé al otro ojos rojos con una sacudida de cabeza. Ahora mi sonrisa estaba limitada a una suave curva en mis labios que no dejaba de ser socarrona, y mis ojos, una mezcla de oscuridad y sangre brillaban con un fulgor salvaje y sanguinario.

Al escuchar sus palabras, esboce una sonrisa y la seguí.
Al contrario de ella fui con paso calmo.
Mientras me acercaba escuchaba atentamente lo que le decía.
Me pare tras el sujeto de una forma sigilosa.

“Dejamos que te vayas sano y salvo a casa si eres capaz de llegar hasta aquella señal de tráfico



…antes que el”
Dijo la mujer y el sujeto volvió a ver a quien se refería.

Me miro a los ojos, estaba sorprendido y desconcertado.
Yo solo me limite a míralo fijamente.
- es solo un… juego.

…te doy 30 segundos de ventaja-
Metí mis manos a los bolsillos
- 1…2…3…-
El hombre miro sin entender nada, ya cuando llevaba 7 segundos contados, el hombre se digo a correr.
~ Penoso y humillante

… me gusta ~ pensé

- 27… 28… 29…- saque mis manos de los bolsillos - 30!-
Comencé a correr, ya cuando pase al lado de el, pude ver su mirada horrorizada.
Me adelante con total facilidad.
Mi mano toco la señaletica.

- es… una lastima- le dije en tono burlón al sujeto cuando llego a mi lado.
El hombre se disponía a dar media vuelta para huir, pero para su sorpresa o desgracia.

La mujer ya estaba tras de el broquiandole el paso.

Estaba totalmente rodeado.
Me miro nuevamente con ojos suplicante.
Me cruce de brazos y con mi dedo índice le indique una negativa moviéndolo de derecha a izquierda.
Chasqueé mi lengua contra mi paladar 3 veces.
- tut, tut , tut… mal, mal mal, huir no era parte del juego…- sonreí- … ahora debemos castigar tu falta a las reglas-
El hombre dio media vuelta nuevamente para mirar a la mujer con los mismos ojos de suplica.
En ese momento, sostuve su brazo y agarre su cabeza para dejar expuesto su cuello.
El hombrecillo estaba atrapado.
-las damas primero…- sonreí

La sonrisa socarrona se hizo más amplia, asentí y me acerqué al cuello del pobre desgraciado. Suavemente, pero cada vez con más fuerza mordí su cuello, dejando la herida abierta y mordiendo nuevamente. Era curioso, adquirí práctica incluso mordiendo, no me manchaba apenas y sabía que mordiendo dos veces obtenía sangre de una forma más rápida, de la forma que mi sed lo exigía. Tuve que hacer un efuerzo hercúleo para separarme de su cuello, una pequeña gota de sangre bajaba por la comisura de mis labios, la quité con un dedo y me lo llevé a la boca. La caza había merecido la pena, tal vez fuera la sed, pero la sangre de aquel chico, que se convulsionaba ligeramente, era exquisita. Esperé a que el otro vampiro terminara con el humano para acercarme un poco a los pies del chico. Sabía que había sido trabajo de los dos, y que igualmente podría haberlo hecho sola, pero no era más que una estúpida costumbre humana: agradecer.

-Supongo que...gracias.- recordé que él me había saludado antes y que yo me limité a invitarle a cazar, seguí con la segunda costumbre estúpida humana: presentarse, pero ésta era más útil que la de agradecer ya que así sabías el nombre de la otra persona, algo que solía decir mucho- Soy...Hémera- incómoda pero sin reflejarlo dejé caer los brazos que anteriormente estuvieron cruzados con suavidad, comportarme de una forma medianamente humana después de haber abrazado la frialdad me resultaba extraño, quizás no fuera tan malo seguir con esas costumbres si quería seguir cuerda durante la eternidad y no como una estatua fría y ensimismada.

La mujer comenzó a beber la sangre del sujeto.
La sola expresión de dolor y desentendimiento del hombre, eran mas gratificantes que cualquier cacería.
La mujer dejo de beber, era mi turno.
Si hay algo que me gusta son los gritos de dolor y la tortura…
Con fuerza clave mis colmillos en el cuello. El sujeto grito de dolor...
Ahhh que delicia…
Cada vez más enterraba mis colmillos, el sujeto comenzó a convulsionar, la sangre comenzó a salpicar y emanar más de la herida.
Finalmente mis mandíbulas se encontraron entre la palpitante carne y de un tiro desgarre, sacando el trozo.
Mi camisa quedo manchada de sangre… no me importaba, escupí a un lado el trozo de carne que tenia en mi boca, el cuerpo de sujeto se desplomo en el suelo.
Inexpresivo limpie la sangre de mi boca y cerré mi chaqueta.

“Supongo que...gracias”
Dijo la mujer

Yo solo le dedique una sonrisa, y puse un pie sobre la cabeza del hombre.

“Soy...Hémera”
Continuo

Aplaste la cabeza del hombre, me gustaba “exagerar” la escena del crimen.
Los pedazos de cabeza saltaron hacia los lados.
El cuerpo por obvias razones dejo de convulsionar.

-Arkadiusz Radoslaw- saque un pañuelo del bolsillo y limpie mi mano, para luego tomar su mano, me incline levemente y pose mis labios en su piel.
- un gusto en conocerla- la solté y me incorpore

-Me es grato saber que aquí no hay solo herejes- dije con voz sueve

Herejes...seguramente se refería a los vampiros vegetarianos que andaban por todas partes, habían pasado de ser una excepción a convertirse en lo "normal". Llevar la eternidad como una tortura, añadir un castigo más a todo lo que tenían que soportar...y todo por amor a los humanos, a lo que alguna vez fueron y a lo que parecían querer acercarse nuevamente. Asentí lentamente y miré su ropa manchada, no parecía importarle, de hecho, pensaba que ese vampiro ya había sobrepasado el estado al que yo había llegado, el de superioridad sobre los humanos y llegaba a despreciar a los vegetarianos. No le culpaba, hablé con varios vegetarianos y sus inútiles esfuerzos por ir contra su raza, contra lo que eran, me demostraron que aún estabana atados a la vida humana. Como intentar volver a ser pequeño, una locura, sí, quizás esos vampiros estuvieran locos.

-Forks se ha convertido en la capital de los vampiros vegetarianos, es difícil encontrar a vampiros como nosotros aquí.- bajé la mirada y esbocé media sonrisa de lado, volviendo a mirarle cuando hablé- Y es de esperar que aquí seamos "los malos".

Nunca había visto a ese vampiro antes, tal vez acababa de llegar pero si pasaba más tiempo en Forks comprobaría que mis palabras eran ciertas, esos "herejes" jugaban a ser los buenos en un juego entre demonios cuyo fin no parecía que fuera a llegar nunca.

Y es de esperar que aquí seamos "los malos".
Esas palabras calaron en mi cabeza.

No pude evitarlo y largue una fuerte y lúgubre carcajada.

- hahaha!! Y… ¿ acaso ellos saben lo que es maldad…?, eso como tal no existe… todo depende del punto de vista, la maldad es algo tan subjetivo, pero en fin.
Que se puede esperar de alguien que niega su superioridad?... son solo lobos que esperan pasar desapercibidos en el rebaño disfrazándose de oveja… que penoso.

Tome el pie del cuerpo inerte y lo levante.
Mire el cadáver minuciosamente y chasquee mi lengua contra mi paladar.

-tht! Creo que si vamos hacer los malos en un mundo de hipocresías, debemos hacerlo bien… no??-

Del pie arrastre el cuerpo, o lo que quedaba de hombre, al auto.
Revise los bolsillos de su pantalón y encontré las llaves de su vehiculo
Abrí una de las puertas traseras y tire el cuerpo ahí.
Acto seguido, me instale en el asiento del conductor y prendí las luces, iluminando a mi divertida compañera de caza.
Con un gesto la invite a subir y abrí la puerta del copiloto.

- hay que dejarle una señal de lo que creemos de su culto “vegetariano”… ¿donde hay una iglesia cerca funcionando? - sonreí con picardía

Arqueé una ceja, aún sin dejar de sonreír. No me esperaba encontrar a un vampiro tan sádico en Forks, casi parecía una broma. Entré en el coche, echando un vistazo atrás y sonriendo, la iglesia abandonada valdría. Estaba demasiado cerca del cementerio como para pasar desapercibida, eso sí, probablemente el vigilante se llevara un buen susto si es que no terminaba como ese pobre desgraciado.

- En el cementerio hay una iglesia, abandonada, creo que es aún mejor que una en funcionamiento.- me acomodé en el asiento, probablemente el coche fuera más valioso que el humano. Era un deportivo negro, elegante, pero nada del otro mundo. Puse la radio, en la emisora que tenía puesta sonaba una canción lenta, cambié de emisora, la canción que sonaba en esos momentos se me antojó perfecta, por lo que subí el volumen, girándome para mirar el cadáver del humano.

-¿Te gusta la banda sonora que le he puesto a tu muerte?- me giré de nuevo para mirar hacia delante, esta vez asintiendo lentamente y esbozando una sonrisa amplia, casi siniestra- Ya sabía yo que sí...

Arranque el auto a todo lo que daba, si atropellaba algo, poco me importaba.
Pase a llevar alguna señalética. En cada viraje, las llantas de dejaban marcas negras, además de un olor a goma quemada.
No me divertía así, hace..mm… ¿horas?
Vi a lo lejos una reja de metal, se veía poco firme.
Hundí el acelerador hasta el fondo.

-sujétate…-
Dije segundos antes de aventar el auto contra la estructura metálica.
Se vino el choque, los viejos fierros negros y un poco oxidados cedieron ante la presión del auto, que después de destruir la puerta. Una parte de tumbas, y otra de esculturas y criptas, se detuvo contra una pared, corroída por el tiempo.
Con el impacto también cedieron unos cuantos vitrales inscritos en arcos ojivales
Las bolsas de aire del auto hicieron bien su trabajo.

Baje del auto también baje el cuerpo que ya estaba pasando por el rigus mortis
De la delantera del auto saque un fierro que quedo ahí y me podría ser útil.

Camine hasta la puerta del copiloto, mientras arrastraba un cuerpo y una punta de reja metálica de 2 mtrs.

-es un lindo lugar, el que me aconsejo… veremos que tan divertido es el interior.

Le ofrecí mi brazo para caminar al interior de la iglesia.
Mientras una obra de arte se creaba en mi mente y pensaba plasmar a la realidad

Acepté su ofrecimiento y caminé junto a él hacia el interior de la iglesia, vacía, oscura, olvidada; rodeada de ángeles tan viejos como ella aún era posible de vislumbrar, sentir el eco de lo que un día fue. Y aquella noche íbamos a devolverle parte de su gloria, estaba casi segura de que esa iglesia volvería a ser visitada, posiblemente por humanos que investigaran un macabro asesinato o tal vez por seres sobrenaturales que intentaban adivinar quién había hecho eso. No sabía con certeza qué pretendía hacer Arkadiusz, pero no perdía nada por seguirle el juego, de hecho podría decir que incluso me apetecía participar en un juego macabro.

Me separé de su brazo para entrar en la iglesia, el interior no estaba tan destrozado como el exterior, el rosetón mayor estaba intacto y algunos bancos aún no habían sufrido demasiados destrozos. En el lado opuesto al altar mayor un grotesco graffiti destacaba sobre el gris de la piedra, consistía en un demoníaco ángel de llameantes ojos rojos y macabra sonrisa. Creía saber en qué criatura se había inspirado el artista... Desvié la mirada y me dirigí hacia el altar sobre el que un par de candelabros con sus velas a medio consumir rodeaban la escultura de otro ángel, solo que estaba descabezado. Una vez allí coloqué bien los candelabros con tranquilidad, había mucha noche por delante.

- ¿A quién hay que matar para conseguir fuego? -pregunté en voz alta cuando terminé.

Lleve el cuerpo hacia el interior, al ver que el cristo del altar, esas grandes, majestuosas y tristes esculturas, del sufrimiento, que por lo general estaba siempre en las iglesias, estaba intacto, me alentó a seguir. Con eso mi obra podría estar completa.
Escuche el comentario de mi estilizada compañera de juegos, una carcajada maquiavélica y gutural, salia de mi interior.
-señorita Hemera, de seguro el guardia de seguridad de acá estará deseoso de prestarle fuego-
Sonreí lúgubremente y con malicia, sabia que ella entendería y leería entre líneas.
Levante el cuerpo del afortunado primer ganador del encuentro.
-además, cristo necesita nuevos adeptos… no lo cree?-

le di la espalda y camine hacia el altar.
- cuando vuelva, dios estará… con nosotros ajajajja-