Arribo 4am. (Habitantes del Bunker)

Durante nuestro viaje en moto, pensé en la manera de viajar hasta Alaska, podriamos hacerlo en coche, pero supuse que era la manera más lenta y complicada, en autobus?? ni pensarlo ya que por lo que sabia Alaska no contaba con un sistema de autobuses global que nos permitiera asegurar el viaje completo. Podriamos hacerlo en pequeños viajes desperdigados por todo el estado.

El viaje en coche podría hacerse, este era un buen mes para hacerlo, el invierno no era tan crudo y la conducción no sería tan peligrosa.

Teniamos que ir primero a Seattle por los coches de Freda y Laurent, esa era la instrucción, podriamos rentar un vuelo privado para llegar lo mas pronto posible, la opcion de viajar en avión era la más practica, fácil, cómoda, cara y sumamente aburrida.

Seguia yo pensando en la manera correcta de llegar a Alaska. Saqué de uno de mis pequeños bolsos del pantalón la tarjeta que habia sacado de la casa de Freda, descubrí que en mi bolsillo estaban dos tarjetas, busqué con la vista un cajero o alguna isla bancaria para retirar dinero. Tomé a André de la mano, él estaba casi tieso, aun sin creer lo que pasaba.

Entramos al banco, y busqué de inmediato a un agente. Me pidieron tomar asiento en cuanto entré, era increible lo que este rostro me ayudaba, la perfección aparente hacia que los humanos se rindieran ante nosotros, evitando cualquier molestia o fila incómoda.

El agente pidió mi nombre, dudé un segundo.
-Brody Dalle Robinson- dije para después corregir -No, NO, Brody Blanc. -el agente me miró de manera extraña -Me casé- respondí.

Me encontró registrada con el primer nombre, dijo que tenia una cuenta abierta en su institución bancaria por algunos millones de dolares. Miré a André cuando escuché que se ahogaba cuando el agente mencionó la suma.

-Debe haber un error, mi esposo canceló todas las cuentas- dije mirando al agente que no daba crédito de mi rostro.

El dinero resultó ser aportación única de Daniel Meyers. Sonreí al escuchar el nombre, me levanté, tomé a André de nuevo de la mano y salimos en dirección al lugar de vuelos privados.

Rentamos un Jet, los autos llegarian en Ferri dos dias después.
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El vuelo transcurrió sin mayores sucesos, André se levantaba al baño cada 10 min. yo cerré los ojos para entrar en pequeños lapsos de descanso total. Compartimos ideas acerca de la vista blanca que inundaba cuando sobrevolamos Canadá, asi mismo cuando comenzamos a visualizar Alaska.

Al momento de bajar del Jet, sorprendiamos al vernos sólo con una pequeña maleta, la cual era de André, él comenzaba a temblar y más a causa de mis frias manos, me sentí mal por no haberle advertido del frio.

-Lo siento- le dije al oido cuando noté su color morado, lo solté de la mano y corri para rentar un auto.

Después de algunos minutos André parecia acostumbrarse un poco al frio de Alaska, pero notaba cierto color azul en su piel, me agobié demasiado.

-En cuanto lleguemos a la casa, te prepararé un chocolate caliente, lo prometo. Iremos de compras si eso te pone de mejor humor- intenté sonreir mientras lo veia temblando.

Habia recibido por mensaje de voz la dirección de la casa de Alaska, se la di al chofer del auto rentado, era obvio que yo no manejaria, aprovecharia cada centavo de Daniel....

Noté que habiamos llegado sólo por qué el auto se detuvo. No habia aromas, no habia sonidos... nada. Me asusté.

Bajamos del auto, le pasé la tarjeta al chofer para que cobrara el importe de sus servicios, tomé la maleta de André y caminé hastala gran puerta de aquél fuerte blanquesino.

off: la condición para estar en el Bunker Blanc es subir post taaaaan largos??? ¡¡¡DEMOÑOS!!!

rol off:

Spoiler:

Detenida en la puerta mi visión periférica notó el cuerpo esbelto de André el cual tiritaba con ganas, un bosquejo de humanidad pasó por mi cabeza, quize abrazarlo, pero no haria más que empeorar las cosas. Me puse a su lado, intentando no rozar mi cuerpo con el suyo.

-No te ves bien, estas sudando- puse mi mano en su frente, estaba hirviendo.

Su corazón palpitaba lento, la sangre corria despacio, se oia espesa, como si se estuviera congelando en sus venas.

Toqué con ganas la gran puerta, busqué una campana, algun timbre, no encontré nada.

-Laurent abre la maldita puerta- dije en voz muy baja, pero dudé que me escuchara, el lugar era todo un Bunker, estaba oscuro, eran las 4am y el lugar parecia estar más que protegido para no ser encontrados, olfateados o escuchados.

-Aguanta André- sentí que en cualquier momento podria perder el sentido, no era sólo un simple resfriado, parecía que algo andaba muy mal.

Estaba pendiente en todo momento mirando los monitores, una alarma indicó que alguien estaba en la puerta las cámaras los estaban filmando. Era Brody con alguien más, se notaba su estructura corporal uno estaba frio y el otro aun vivo. Miré a Marion y le dije:
-Otro humano… necesitará su ayuda… Acompáñeme… están en la puerta.

Ambos fuimos a recibirlos, abrí la puerta para que pasaran:
-Pasen… Bienvenidos – El aspecto de André era demasiado dudoso, y miré a Brody y luego a Blanchard, llevamos a André hacia donde estaba la chimenea, aunque el chico se estaba desvaneciendo del frio-.
-¿Qué opina Doctora? –le pregunté, el muchacho parecía una paleta de hielo, esperaba que no muriera antes de los planes que teníamos para el, ahora debíamos esperar que Freda se tranquilizara, ella era capaz de matarlo si lo tenía enfrente, miré a Brody con preocupación necesitaba hablar con ella a solas, todo esto era premeditado y muy perturbador, ella necesitaba saber todos los detalles-.

Suspiré antes de dejar la habitación tras Laurent. Al parecer, la morfina mantenía a Amaltea en su lugar, no se movía ni gritaba, apenas si gemía un poco. Los pasos a intervalos exactamente iguales de nosotros dos distraían parte de mi mente de sus preocupaciones... Era la primera vez en muchos años que tenía que atender una transformación. Estábamos ya junto la chimenea, el chico parecía a punto de desvanecerse ahí frente a nosotros... Y eso no sería bueno.

-En primer lugar, hay que sentarlo -sugerí con tono serio. El chico me hizo caso. Su respiración era algo difícil, al parecer tenía secreciones nasales- ¿Tienes gripe? -pregunté.

Otra vampireza me miraba con gesto interrogante. Rodé los ojos en una fracción de segundo.

-Soy Marion Blanchard -me presenté, posando mis ojos en los de ella por un segundo y volviendo a los del chico.

Caminé lo mas rapido que pude en cuanto abrieron la puerta, me moria de frio, y era literal, estaba muriendo de frio.

Me postré en uno de los sillones, cerca de una chimenea, estiré las manos para calentarlas, como si estuviera frente a una fogata y mis manos fueran los bombones.

La vista estaba borrosa, supuse que era por la temperatura, solo escuché una voz conocida, la de mi jefe... bueno mi suegro... Laurent, no oi a Freda.

Mi cuerpo estaba frio por dentro, pero me sentia al mismo tiempo caliente, el sudor se derramaba por mi frente, mi ropa estaba mojada,comenzé a temblar de nuevo.

Cerré los ojos, tenia sueño... mucho sueño.

Vi como la silueta de Brody desapareció en el pasillo buscando una cocina, había una perdida por la casa, al menos eso era lo que recordaba. Volví la mirada donde estaba Blanchard.
-Creo que debemos llevarlo a la sala de emergencias… ¿Tal vez a pescado una pulmonía no cree Marion?... ¿Podría encargarse del muchacho por favor? –le pedí de forma amable, levanté a André para encaminarme a la sala de emergencia y ponerlo sobre una camilla... Marion venía detrás de mi- Traeré unos edredones... y ropa seca.

Mientras Marion atendía a André fui a un armario por la ropa y los edredones para llevárselos a Blanchard, regresé para cambiar al muchacho de ropa y luego lo cubrimos con los edredones, necesitaba buscar a Brody y hablar con ella.
-Marion, Iré hablar con Brody

También necesitaba hablar con la Doctora y decirle todo lo que se avecinaba, esta situación se estaba poniendo cada vez más complicada, me di media vuelta para salir de la habitación. Seguí los pasos de Brody por el pasillo a paso humano. Marion se quedó a monitorear al muchacho sobre la camilla.

-Probablemente tenía el resfriado leve y el frío lo intensificó -dije, encogiéndome de hombros mientras iba tras él.

Dejó al joven sobre la camilla, y tras unos cuantos segundos volvió con unos edredones y ropa seca. Laurent ayudó al joven a cambiarse la ropa, y mientras ellos estaban en esos menesteres, yo revisaba de nuevo a Amaltea. Sus funciones estaban alteradas, su metabolismo estaba acelerando su muerte. Todo estaba alto, la temperatura, la frecuencia respiratoria, la cardiaca, todo estaba alto. Una vez Laurent se fué, me volví al chico que estaba febril. Conecté el monitor de saturación de oxígeno y función cardiaca a su dedo, aún no necesitaba oxígeno. Aún no sabía nada de él, y se veía algo delirante.

-Empezaré con un expectorante -le expliqué, preparando el contenido en una jeringuilla- Y con hidratación intravenosa, ¿vale?

Me volví a coger los catéteres y le puse una VI con la que lo conecté al suero, y con la que le apliqué los medicamentos. Expectorante, antibiótico, analgésico... Y esperar, como con todo lo relacionado con el cuerpo humano

Tenian sala de emergencia y todo, me calló mal tanta perfección, en mi delirio odié por un segundo a los vampiros, tanta perfección, jamás parecia salirse algo de control, todo estaba en sus manos...

Cai en una cama fria de metal, los temblores no cesaban, Laurent ayudó a cambiarme, cosa que pude agradecerle, pero mis labios estaban tan congelados, que si los abría seguro se desmoronarían.

Otra voz me explicó lo que harían, supe que estabamos solos, por que no escuché nada más que su voz y unos pitidos molestos, de algunos aparatos médicos, supuse.

Después de un rato, abri los ojos, algo perdido, pero no estabamos solos, en una cama, al lado mio, aunque bastante alejada vi a Amaltea, parecia estar atada y con miles de tuvos y aparatos en su cuerpo, me asusté y cerré los ojos, ahora entendia.

Miraba el reloj con impaciencia. Una hora, una hora y media... Dos horas... ¿El cuerpo humano en verdad era tan lento? ¿O simplemente estaba ya tan acostumbrada al vertiginoso ritmo de la sala de emergencias que una simple neumonía me parecía lenta? Suspiré. Esperaba que el chico se mejorara pronto, el shot de antibióticos que le había dado tendría que hacer efecto más pronto que tarde, además que no parecía estar tan mal. La poca sangre que había salido al ponerle la vía intravenosa olía poco a los deshechos metabólicos de las bacterias, no estaba tan mal.

Hacia las seis de la mañana, el chico abrió los ojos. Miró curioso hacia la camilla sobre la que estaba Amaltea y pude ver una mezcla de emociones saltar en sus ojos. ¿Expectativa, miedo? No lo sabía realmente, pero volvió a cerrar los ojos. ¿Estaría mejor?

-Chico... -dije, maldiciéndome por no haber preguntado su nombre antes- ¿Cómo te sientes?