Ni siquiera sabía cómo demonios había llegado hasta Port Angeles. Pero no me importaba, necesitaba salir de casa y convencerme de que todo estaba bien... mis hermanas, dónde demonios estaban?
Caminaba lento, la gente que pasaba junto a mí me empujaba, mis hombros ya dolían por los golpes y mis ojos comenzaban a arder, no tenía ganas de pestañear ni de esquivar a nadie... por eso choqué con alguien. Jadeé por el golpe, ese de verdad me había dolido. Miré a la persona que me había golpeado, era una chica. Suspiré y me froté el brazo.
-Auch... -hice una mueca al tocar un moretón que había aparecido instantáneamente- Demonios... -retiré mi mano y volví a mirar a la chica, esperando alguna disculpa, o algo... Yo no iba a hablar, no podía ser cruel o simplemente mirar de mala forma a alguien. No era yo.