Llegando, encuentro... y una muñeca.

Largo había sido el viaje de regreso desde Eslovaquia, pero la situación no era la misma por primera vez en mucho tiempo sabia a donde regresaba un lugar que por fin sentía como mi casa y ahora tenia tres estrellas que iluminaban ese camino, al llegar a el aeropuerto, bajamos los cuatro del avión, el aire que había en el lugar, llego todo, sonreí sosteniendo a Aldebarán en mis brazos, mientras Myht me ayudaba a acomodar la carreola para poder moverlos, se nos había dicho que los autos estarían esperando por cada uno.

Le dedique una sonrisa de agradecimiento a Myhr, mientras salíamos del Aeropuerto, -sabes que puedes contar conmigo para lo que necesites-, comente cuando nos detuvimos para dirigirnos cada quien por su camino, habíamos acordado vernos en el fuerte mas tarde, dedico una mirada a mis hijos para después salir a su auto.

Camine por el aeropuerto, cuando un efluvio me detuvo, mire para todos lados de donde provenía, acaso me habían encontrado, era el efluvio de alguien de mi aldea o por lo menos había estado ahí, mire de reojo a la persona, era un chico mas o menos de mi edad, “pero un hombre, como…”, camine en su dirección para poder comprobar ese efluvio, me detuve poco antes de llegar a el, mientras acomodaba a mis hijos dentro de la carreola y las maletas que tenia, si era el, probablemente venia de la misma zona de donde huí.

El chico me miro y le dedique una sonrisa cordial, antes de seguir mi camino, pero hubo algo que llamo mi atención, el sostenía en su mano una muñeca, me quede perpleja ante ese objeto, a mi mente vinieron muchas imágenes, no podía dejar de ver esa muñeca.

Mire, mire y mire a la muñeca, hecha de cosas sencillas, ¿Sería la muñeca alguien similar a mi hermana?, estaba tan loco ya, mi desesperación me llevaba a sacar conclusiones absurdas, no importaba, de momento ya no. Di un respiro profundo, los pasos, la gente, el ruido de las llantas de la maleta, todo estaba dentro de mi mente. Aquella pequeña, su dulce beso, mi madre, su actitud conta mi, el recuerdo de aquel hombre que abuso de mi de nuevo...

Maldita sea, todo lo que ya había vivido ¿No era suficiente?!, ahora solo tenia practicamente nada, ni dinero, ni un hogar, nada, tendría que volver a empezar a venderme, si, eso sería lo que haría para poder moverme por el país y encontrar a mi hermana, mi unica pista era que se llamaba Bianca y que ella recordaría la muñeca. Si, podía hacerlo, debía hacerlo era lo justo.

Entre los olores a comida rapida, cigarro, sudor, sexo y demás uno sobresalio, llamo mi atención, era un... un... ¿yo?, no, pero tenía un olor similar al mio, al de mi naturaleza. Busque con la mirada, aun no controlaba del todo esto, intente identificarlo, cuando una mujer con maletas y tres cachorros, bueno niños, caminaban en mi dirección, los observe cuando se detuvieron, la madre se detuvo y los acomodo en la careola, parecía necesitar un poco de ayuda. Dude por unos momentos.

Pasaron unos segundos, cuando me sonrio cordialmente, me puse nervioso y solo pude alzar una mano. No comprendí que paso, no importaba, ya se iba, agache la mirada, miré la mucñe y coji mi maleta, sería mejor moverme, tendría que buscar un motel o un callejon en el que pudiera pasar la noche, ya vería que haría. Antes de poder moverme me giré para asegurar que la mujer ya se había ido, pero no, me miraba, ¿por que no? con la mochila en la espalda y la muñeca en mano camine en su dirección, quizá ela me pudiera ayudar.

-Ho..hola..-salude un poco timido-.. disculpa las molestías, pero, ¿no sabes de algún hotel o motel que sea ecónomico?..-pregunté con un poco de verguenza, por lo menos que mi primera noche la pudiera pasar bajo un techo y en una cama sin ratas y cucarachas-.

Me había perdido viendo la muñeca que el chico sostenía en su mano, era como.., sacudí un poco la cabeza, cuando le escuche dirigirse a mi, alce la vista y mis ojos habían cambiado de color, a un tono un tanto amarillo, mire al chico, y le sonreí.

-Hay un hotel en la zona de La Push, o en Forks-, dije cordialmente pero mi vista aun se dirigía a esa muñeca, levante la mirada para verle a los ojos y disimular mi atención a ese objeto, que a mi mente evocaba, mi tribu, no pude contener mi curiosidad, -Disculpa esa muñeca es muy peculiar, ¿acaso eres brasileño?, es muñeca es de esa zona, espero no equivocarme-, pregón te un poco dudosa, el olor que el emanaba , me recordó el olor de mi madre, crispe el puño aferrada a la carreola, respiré profundamente, si le habían mandado para encontrarme tenia que controlarme y buscar la manera de salir de ahí-

Le sonreí para relajarme , mis ojos seguían amarillos mis ojos de lobo estaban ahí, alerta, ahora tenia que proteger los seres que valían mas que mi propia vida, su efluvio me indicaba que debía estar alerta,

Mira por un instante a mis hijos, mientras le escuchaba, lo que dijo retumbo en mi cabeza una niña… “Jenia”, pronuncie en voz baja, para después mirar al chico un poco dudosa.

-Disculpa, no… no te molesta si me permites ver tu muñeca-, dije tranquilamente mis ojos volvían a un tono azul, por aquél recuerdo, le mire sonriendo, necesitaba comprobar si era la que yo creía, ese tipo de muñecas solo las hacían en un lado y era lo único que quería llevarme cuando partí, pero Jenia necesitaba algo de seguridad, axial que la deje.

Mi mente recorrió esa historia, rápidamente, los ojos del chico no se despegaban de mis hijos, -espero que no te molesta que te halla pedido ese favor-, dije relajando mis manos, si era no sabría que hacer.

El me pidió acercarse a mis estrellas, acepte con cierto recelo, le miraba de reojo, mientras tomaba la muñeca...

Al tenerla entre mis manos, la reconocí, era mi muñeca, pero,… como… a mi mente, vinieron infinidad de preguntas, no podía dar señales que era mía, no sabia si este chico le habían mandado como señuelo, sabia que en la tribu mi cabeza tenia un precio, suspire mientras miraba a la muñeca.

Acaricie el rostro de esta, mi único juguete y ahora alguien mas lo tenia, esboce una pequeña sonrisa, sentí que mi mirada se cristalizo al volver a ver ese pequeño juguete ante mi, mientras acariciaba el rostro de esa muñeca,-linda en verdad, estas son muñecas únicas hasta donde se-, dije sin quitar la vista de la muñeca, cuando Gemma comenzó a reír con el chico, la mire de inmediato.

-Ella es la pequeña Gemma, ¿Qué pasa amor?-, dije en un tono dulce mirando a mi hija, sus ojos azules tan claros que te puedes perder en ellos, la mirada en ella del ser que mas amaba, me miraba y después miraban al chico. Puse la muñeca en la caréenla, para poder cargar a Gemma.

-Bueno, creo que es tiempo de irme, tres pequeños insisten en llegar a casa,-, sonreí mirándolos, -Perdón toma tu muñeca, guárdala bien el muy inda-, tome la muñeca entregándosela en la mano, -Cuando necesites algo... búscame -, acomode a Gemma en un brazo mientras con el otro sacaba un papel donde contenia mi telefono y la direccion de Josh, tenia curiosidad por el, eran pocos los que venian hasta aquí y menos lo que traian algo asi con ellos.

-Toma, ese es un teléfono y dirección donde puedes, localizarnos, tal vez te parezca raro, pero alguna vez cuando llegue aquí, me hubiera gustado que me ayudaran y ahora que tengo oportunidad…, me tengo que ir ... Nos vemos-, acomode e nuevo a Gemma en el carro y comencé a Caminar, el chico se quedo mirándome, al poco rato reaccione y pare mi andar, -Lo siento olvide poner mi nombre en la hoja, soy Bianca Mahikari, cuídate y si necesitas algo avísame-, le sonreí para después seguir mi camino...

Ella tomó la muñeca y la quitó de mi mano, me acerque a la carreola para mirar más de cerca a los pqueños que ahí yacian, tan inocentes, desconociendo lo que en verdad es el mundo, como yo en algun momento, sus caritas tan lindas, sus ojitos brillosos, sus manos carnosas y esa sonrisa de confianza. Jugue con la manita de uno de los niños ahí, eran tres, siempre había soñado con tener alguna vez, en algun momento, un hijo .... sabia que jamás sería asi.

De momento miraba de soslayo a la madre, acariciaba y veia a la muñeca como si la conociera... a mi mente vino un hermoso pensamiento "Y si es ella". No, sabes perfectamente que no, nada es tan sencillo, sonrei para mi mismo y regrese a jugar con los pequeños bebes, cuando ella comento algo sobre la muñeca, dijo que era unica, no lo comprendía... entonces uno de los pequeños comenzo a reir y me limite a sonreirle.

La mujer coloco a la muñeca en la caréenla, y tomo a la pequeña en bazos, se llamaba Gemma, un hermoso nombre a decir verdad. Me enderezé y el verla preocupada por su pequeña provoco que mis ojos se cristalizaran, esa escena, había soñado mil veces con ella, o con un simple abrazo de mi madre, pero ni eso, ya no importaba.

Tome la muñeca en un estado ido, aache la mirada y acaricie con mi pulgar el rostro de la muñeca, dijo que tenía que irse, di un respiro y me hice el fuerte, no derramaria lagrima alguna, coloco a la pequeña en uno de sus brazos y me dio un papel con direccion y telefono, me ofrecio su ayuda, no la necesitaria, estaba acostumbrados a callejones y cajas. Sonrei cuando se despedio, la observe irse pero antes de desaparecer regreso y anoto su nombre, "Bianca Mahikari"....

Shock, entonces dio media vuelta y se alejo, la gente continuaba con su vida, la mia.... iba rumbo a la salida. La muñeca, mi maleta, el papel, cayeron al suelo, quede de pie, y entonces una lagrima recorrio mi mejilla sin poder detenerla...

-So... soy... tu hermano...-musité para mi mismo, ella ya había salido, no había duda, tenia que ser ella, cerre el puño, me agache por mis cosas, recogi todo, el papel, con lagrimas en los ojos, sali en rumbo contrario que ella-.