Meditando...? (Danielle)

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Es que... mire hacia abajo, llena de verguenza. No es eso... puedo aprender, pero, de que serviria? de que me serviria maquillarme, usar la ropa mas nueva y moderna, si no soy linda? pense para mi misma. Pense mucho rato como explicarle lo que sentia respecto al tema. Era complicado explicarle a alguien que si es lindo como se siente no serlo.
Supire y comence contarle. Cuando tenía ocho años vi una película muy vieja de amor y ahí empecé a soñar. Soñaba que algún día iba a conocer a alguien tan lindo como el actor, con esa sonrisa, y que me iba a besar con esa canción de fondo. Pero tenía un problema, yo no era linda como la rubia de la película. Entonces, sabiendo que no iba a poder cumplir este sueño, seguí soñando. me detuve a pensar otro momento. Respire hondo y pense bien lo que decia. ¿Por qué a mí no me puede pasar eso? Yo sé por qué. Porque no soy linda. Porque no soy como las chicas de las que se enamora un galán. Porque no soy sexy, porque tengo feo pelo… ¿viste como es mi pelo? Nunca te gustaría alguien con mi pelo. Y además tengo anteojos. Y a parte soy torpe, y no soy "buena onda". Por ahí si me dejan hablar un rato soy interesante, pero linda no, ya sé que no.
La mire seria varios segundos Las chicas tienen dudas, no saben si el chico que les gusta gustará o no de ellas. Yo no tengo dudas. Yo sé, no les gusto. Nadie se muere de ganas de partirme la boca de un beso ¿Y por qué? Una mentira, eso es el amor. Una mentira con mucho marketing. Porque desde chiquitas nos hacen ver películas, cuentos, historias de amor… nos hacen creer que el príncipe azul tiene ojos celestes, existe, y sabes qué? Sí que existe, pero nunca se fijan en chicas como yo. 132 veces vi esta película. De chiquita siempre soñaba con que algún día me pase eso. Pero el amor que te muestran ahí no existe. La vida es una porquería. Nadie ama de verdad, nadie ve ni escucha a nadie de verdad.
Desvie la mirada hacia el cielo y suspire abrumada. Para que sepas que, aunque no creo en el amor, sigo llorando con películas románticas y sigo soñando con el príncipe azul, con quien comer un chocolate al lado de un hogar a leñas y que me bese con una canción de amor de fondo. me rei ironicamente al terminar mi peuqeño discurso. Tu si te pareces a la chica rubia de la pelicula. Porque todo es apariencia? Incluso el amor es una apariencia...

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La escuché atentamente y con seriedad, haciendo gestos y asintiendo cada vez que consideraba correcto. Si, siempre había sido lo mismo con las pelis de amor. De todo eso que ella decía, varias cosas eran ciertas. Cuando llegó al final y mencionó lo de la rubia, no supe si tomarme eso como algo bueno o algo malo. Me sentí algo culpable. Suspiré y la miré con comprensión; yo también me había sentido así en un momento de mi vida.
-Dani...- comencé, en plan de contradecir -Acabamos de conocernos. Te diré... tengo diecinueve cortos años y el único príncipe azul que apareció en mi vida me traicionó. Nisiquiera se merece tal título...- dije, más para mí que para ella. -Desde pequeña también soné con tener una vida de princesas, hasta quise tener esos vestidos que usaban; al crecer un poco más pensé que quería lo normal, un supernovio que me amara como a nadie y todo eso- rodé los ojos al pensar en lo ingenua que solía ser -Lo cierto es que desde Jaime nadie, nadie me ha mirado diferente. No soy la rubia feliz de las películas. Y tú no eres fea. No necesitas ser sexy para tener novio, si es sólo por eso no es más que atracción física. Yo... piensa, yo todavía espero ese amor verdadero. Pero esa rubia, no soy.- claro, claro que no era la rubia feliz. Por algo estaba en Seattle ahora, sola y intentando olvidarme de mi vida. Suspiré de nuevo, pensando un poco más en mi infancia.

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No sabia que contestarle, vacile un poco y me saque los anteojos para tallarme un poco mis ojos. Me los volvi a poner y la mire dudosa. Tu eres linda, yo no. Tu tienes muchas mas oportunidades que yo. Si nos pararamos en una esquina deuna plaza, es mas probable que un chico se te acercara a ti que a mi. Lo veo todos los dias. explique timidamente, aunque sinceramente ya comenzaba a tomar un poco mas de confianza con ella.
Rebecca.. tengo diescieis años, nunca he tenido una cita que no sea en un club de lectura. Hablarle a un chico sin tartamudear seria como escalar el Everest para mi. y llegar a salir con alguien seria como ir a la Luna sin entrenamiento apropiado. Imposible. Y ultimamente me afecta mas que nunca. Todos tienen pareja, todos van a los bailes... Y yo me quedo sola. respire hondo y la mire con claro pesimismo. Antes no me importaba ser linda, antes no em importaba no salir, antes... todo era mas facil. Odio la preparatoria...

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Sonreí con comprensión. Yo ya había tenido que pasar por eso por mucho tiempo, además de ser la burla en la escuela por culpa de Jaime. Suspiré, y esperé a que terminara de hablar.
-Todavía eres joven- bromeé, sonriendo de lado -Ahora en serio, Dani. No eres fea, sólo lo eres si tú te crees eso. Sabes? Nos parábamos en las esquinas con una de mis hermanas y los chicos se llevaban los postes por delante.... era humillante- sonreí con pena, al recordar lo que tanto había querido evitar. -Ahora que ella no está, los chicos siquiera me ven cuando me chocan. Y sé lo que es la prepa... es un completo asco. Ya ves, nunca fui a ningún lado acompañada por un chico- admití, con cierta vergüenza -Te digo, si te crees fea terminarás haciendo que los que te rodean crean lo mismo. Quizás hay alguien por ahí que es más tímido que no se qué y oculta su fascinación por ti- sonreí, dándole algo de ánimos.

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La escuche atentamente, asintiendo o negando conforme lo creyera necesario hasta que acabo y suspire, lista para hablar y dar mi punto de vistaDe verdad crees que haya alguien que se interese por la nerda de la escuela? le pregunte, aun con cierto pesimismo, pero a ala vez algo de iluscion, de solo pensar que tal vez, alguien, quizas, se interesara en mi de otra forma que no fuera para copiarse en un examen. Hasta la fecha nunnca ha habido alguien que siquiera quiera ser mi amigo, mucho menos una posible pareja. vacile un poco y la mire llena de dudas. Quizas... no quisiera iluscionarme, tal vez es eso... Tal vez por eso me encierro, pero... para que vivir iluscionada, si al final quizas me decepcione?

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-De nada sirve vivir esta etapa de la vida si no te ilusionas ni un poco- le respondí. -Yo no soy... nerd..., y no he tenido mucho éxito que digamos. Además, lo que tú haces es protegerte, pero de qué? Si no sabes qué es lo que te hace daño y lo que no, nunca serás completamente feliz. Pero eso será sólo porque tú misma no lo permites- hablé, sintiéndome una completa psicóloga en medio de una sesión. Me agradaba hablar de esa forma con las personas. -Debes permitirte vivir ciertas cosas, diferentes, que te harán ver lo que te hace bien y lo que no. Ahora... por otro lado- ladeé levemente la cabeza -Primero... ¿necesitas un hombre ahora? Y segundo... ¿Estás completamente segura de que nadie te ha mirado diferente? Una nunca puede estar completamente segura...- sonreí de lado.

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Me rei ante su ultimo comentario. Ahora que lo dices.. No necesito un hombre ahora... y de lo segundo... aun no lo se. le respondi y me encogi de hombros. Comence a sentir esa sed casi insaciable, propia de la diabetes. me mordi el labio y deje de sonreir unos segundos. Mire alrededor. Meti la mano a mi mochilita y saque una caja de medicamento. En teoria deberia tomarme la pastilla despues de comer, pero ahora era un caso especial, mi azucar estaba por las nubes y ni habia comido desde el desayuno. No deberia pasar nada malo. Traia una botellita de agua al tiempo, la saque y tome la pastilla rapidamente. Tome un poco mas de agua y mire a Becca algo apenada. Ya me estaba sintiendo mal.. explique.

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Torcí la boca ante su respuesta; cuando vi que miró hacia todos lados hice lo mismo. Había alguien? Volví a mirar a Danielle y vi que se llevaba algo a la boca, seguido del pico de una botella de agua. Enarqué una ceja, eso me dejó desencasillada; acaso había tomado algún tipo de pastilla?
-Es... es por la diabetes?- pregunté, algo avergonzada. Quizás le era incómodo hablar mucho sobre eso, pero me había preocupado el tema de la ingestión de lo que podía llegar a ser una pastilla. Decidí preguntarle. -Era una pastilla, cierto?- bajé la mirada por un momento y luego la posé en su rostro, que tenía una expresión apenada. Sonreí de igual forma.

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Si.. solo ruega porque funcione, porque ya me estoy sintiendo mal... le dije, y medio sonrei, mientras guardaba la caja de pastillas y la botellita de agua. Respire hondo, poco a poco la sed insasiable que me provocaba la glucosa se fue desvaneciendo. Me rasque la cabeza como pensando y la mire. Es extraño estar con alguien que vive de pastillas no? le dije con cierto sarcasmo. Nunca pense verme en la misma situacion que mi abuelo, tantos medicamentos. me comenzo a preocupar el hecho de que si no comia, y la pastilla hacia buen efecto, el azucar podria bajar demas y entonces no seria nada bueno...

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Asentí apretando los labios, algo preocupada porque nunca había tenido que estar en una situación así. Qué pasaría si repentinamente se desmayaba y yo ahí sola tenía que llevarla hasta algún hospital? Mi fuerza no era nada comparada con... pestañeé violentamente antes de pensar en eso. Luego negué con la cabeza ante su pregunta, a pesar de haber notado ese tono sarcástico oculto por ahí.

-No lo creo- me encongí de hombros y torcí la boca en plan de sonreír. Suspiré y tragué saliva en silencio; luego me abracé el torso con los brazos, porque el viento comenzó a soplar con más frecuencia, aunque todavía era suave. -Tu abuelo toma... toma muchos medicamentos?- fruncí el ceño levemente y la miré con seriedad. Quizás mi pregunta había sido demasiado estúpida.

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Enarque una ceja ante su pregunta. Muchos? Muchisimos! exclame. Colesterol, para el corazon, diabetes, presion arterial, migraña... movi los dedos enumerando los medicamentos y luego me rei. Espero que no se le haya olvidado alguno. Suele olvidar mucho el de la migraña... le explique y me recoste en el cesped del parque. Mire el cielo y extendi los brazos a los costados. Suspire, ya me sentia ligeramente mejor.
Te vez preocupada... murmure. Relajate, la enferma soy yo, no tu sonrei un poco. Tu no me has contado si tienes algun problema... comente.

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Torcí la boca cuando comenzó a hablar, y luego fui asintiendo a cada cosa que ella ennumeraba. Suspiré, y luego agradecí en mi mente no ser propensa a los dolores de cabeza; la vi recostarse, y apoyé mi cabeza en la base de mi mano, a la vez que el brazo en una pierna. Miré por un momento y me percaté de que estaba levemente más oscuro, pero no lo suficiente para irnos. Sonreí cuando me dijo que ella era la enferma, pero al escuchar lo último que dijo me estremecí un poco, eso era lo que había encerrado entre cuatro paredes y comprimido hasta olvidarlo; aunque sólo por un tiempo. Volví mi vista hacia ella, con el dilema de si le contaba o no. Me decidí por el si, necesitaba hablar con alguien sobre lo que me pasaba. Pero a la vez me parecía tonto. Suspiré y me encogí de hombros; luego hablé.
-Problemas de salud no tengo... hasta ahora siempre he sido bastante saludable- sonreí levemente, con superficialidad. En realidad no planeaba totalmente decirle así como así que había perdido más familia, así que no le dije nada más.

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Mire a Rebecca, algo la preocupaba. Entonces eres muy sana? Dichosa tu, aprovechalo. le aconseje aun mirando el cielo. Algo mas? Si no quieres decir nada, no hay problema, lo entendere. continue y voltee a verla. me movi un poco, ya me sentia muy bien, supuse que habia hecho bienal tomarme el medicamento.

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Sonreí levemente ante su primer comentario, pero me puse seria y dudé al escuchar su pregunta. Ese era el pie que necesitaba para hablar, descargarme, pero a la vez no era algo... que deseara. O si? Abrí la boca para decir algo, algo que no sabía qué era. No tenía idea ni de lo que iba a decir... perfecto. Me mantuve en silencio por unos siete segundos, moviendo los labios levemente, debatiendo en mi interior. Lo necesitaba... bajé la mirada al encontrarme con la suya, expectante. Luego, volví a mirarla y apreté los labios convirtiéndolos en una línea recta, para por fin hablar sobre lo que me había guardado... por el origen de su causa principalmente. Busqué las palabras correctas.

-Yo... mis hermanas... -suspiré, tras intentar por varios segundos de decir la frase- Ellas fallecieron... creo que fue hace mucho, pero me enteré apenas hace dos semanas... es... -busqué la palabra. No encontraba nada que describiera la situación, así que me limité a buscar entre las palabras normales- Es horrible.

Ella también había perdido a la mayoría de su familia, casi toda. Yo... también. Era difícil, más para mí que para ella y su situación propia, pero me imaginé que ella se había sentido igual o peor que yo. No... debíamos de habermos sentido de la misma forma.

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Me acerque un poco mas en silencio y le di un abrazo. Me daba mucha pena su situacion y yo quejandome de mi diabetes... La comprendia perfecto, yo habai perdido a mi hermano y auqnue tenia muy pocos recuerdos de el, aun me pesaba. Cuanto lo siento.. murmure y segui abrazandola. Note que comence a sudar un poco, cosa rara porque el clima no estaba caliente. El bienestar que habia sentido hacia unos minutos parecia desvanecerse por una sensacion de que algo iba a ocurrir. Me solte un poco de ella y me heche aire en la cara con la mano, esto estaba realmente raro. Me pase la mano por la mejilla, estaba algo caliente, en comparacion con el resto de mi cuerpo.

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Me sobresalté cuando se acercó, pero recibí su abrazo de buen agrado; lo necesitaba y no me había dado cuenta. Mientras le devolvía el abrazo de forma escueta, me planteé la situación por un momento: había ido a ese lugar a pensar, a pensar en qué demonios podía hacer ahora con mi maldita vida, y había terminado conociendo a Danielle, una persona genial y comprensiva que además había pasado por una situación similar y estaba a punto de perder a lo único que le quedaba en la vida.

Me sentí bastante mejor cuando me abrazó. Murmuró dos simples palabras innecesarias pero necesarias, y de pronto se apartó. La miré extrañada; comenzó a agitar su mano frente a su rostro, como si necesitara respirar o algo así. Danielle hizo un gesto extraño con el rostro, sus facciones se modificaron y con preocupación en el semblante se pasó la mano por la mejilla. La miré extrañada, en silencio, y mi mente comenzó a maquinar por si sola.

-Qué? Qué pasa? -pregunté, con algo de preocupación en la voz- Tienes fiebre? -acerqué mi mano a su frente y medí su temperatura; parecía arder. En algún lugar de mi cabeza recé porque no fuera un ataque o algo similar, y actué como por instinto. Cambié de posición, apoyando las piernas en el suelo y dejando mi peso en las rodillas, enfrentando a Danielle- Quieres que te lleve a algún lado? -me preocupaba tener que salir corriendo de allí. Estábamos en un lugar en donde bien podía encontrar yo un hospital, pero se me antojaba realmente extraño. Mis manos volaron a sus hombros y esperé que... aunque fuera, que me respondiera una sola pregunta.

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Negue con la cabeza cuando me pregunto si era fiebre. No lo era. Parecia fiebre. Estaba sudando muy frio. Y las manos me comenzaron a temblar horrible. Mire a Rebecca, en solo pocos minutos me habia bajado el azucar a un punto bastante enfermizo. Tenia mas de 2 años de no sentirme asi de mal. Apoye las manos en el suelo, buscando sostenerme. Mi mente buscaba las palabras exactas para explicarle lo que ocurria, al tiempo que mi vista de borroneaba por momentos. No encontraba las apalbras correctas, como se decia cuando te bajaba el azucar? Hipo.. Hipoglucemia. murmure, mi respiracion se agitaba, porque todos los sintomas llegaban tan rapido?

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Hipoglucemia...

Mierda. Si, parecía mareada, pestañeaba cada un segundo y le faltaba el aire. Desesperada, me estrujé los cesos para recordar las clases de Biología, y sobre cómo demonios había que actuar ante estos casos.

Vamos, fue tema de por lo menos tres clases, debes recordar! Hipoglucemia... insulina... insulina? Azúcar! Dónde... dónde consigo azúcar?

Miré hacia todos lados, desesperada, buscando una tienda o algo en donde hubiera caramelos y esas porquerías. A todo esto, no había quitado las manos de los hombros de Danielle, así que comencé a sentir temblores en sus brazos. La miré con ansiedad.
-Azúcar... es eso, cierto? -quería estar totalmente segura, a pesar de haber recordado las palabras de la profesora de Biología- Quieres que vaya a comprarte un caramelo o tienes algo a mano? -la voz me salió demasiado extraña, hacía tiempo que no estaba así de nerviosa. Mientras esperaba a que pudiera hablar la solté y rebusqué en mis bolsillos; tenía diez dólares, bastaría con eso.

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Me deje caer de lado en el cesped mientras la escuchaba. Asenti cuando dijo lo de traerme un caramelo. Ya comenzaba a verla completamente borrrosa aun con los lentes. Mi respiracion estaba mas y mas agitada y las manos me temblaban muy freneticamente. Si... si... eso... le dije con voz confundida. mientras intentaba despejar mi mente. Me daba muchas vueltas la cabeza, mientras seguia sudando muy frio.
Suspire, daba gracias al cielo que no estaba sola, de lo contrario hubiera terminado hospitalizada con suero o algo asi. La mire ansiosa, no queria desmayarme, de lo contrario iba a ser peor. Tenia que aguantar, no me queria desmayar.. no queria que fuera peor.

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Tranquilidad, me repetía internamente. Me sorprendió la rapidez con la que pensé todo, y hasta recordé que mi bolso había quedado abandonado, tirado detrás de mí. Miré a Danielle asintiendo sólo dos veces y me di vuelta de un salto, prácticamente; vacié el contenido de mi bolso sobre el césped y revolví entre mis cosas. Mi teléfono celular, pañuelos descartables, papeles...

Chocolate.

Si, era una barrita de chocolate. También había un par de caramelos, pero pensé que el chocolate sería mejor. La tomé casi con desesperación y me volteé a ver a Danielle, que estaba como si le estuvieran dando convulsiones. Me acomodé frente a ella y rompí el envoltorio del chocolate, entregándoselo luego.
-Ten -se lo alcancé, y dudé de si debía ayudarla o no a sostenerlo.

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Tome la barrita con la mano temblando bastante y le di una mordidita. Tenia la vista bastante nublada y la cabeza me daba vueltas. Di otra mordida, apenas atinandole, con tremendos temblores. Esperaba que surtiera efecto. Pronto.. muy pronto. Segui comiendo, aunque sabia que iba a tardar en mejorar. Tenia que esperar a que mi cuerpo absorbiera el azucar del chocolate. Gracias... le dije a Rebecca, un poco mas tranquila, aunque eso no me quitaba la preocupacion. No em queria desmayar, no ahora, no queria ir a parar a un hospital. Entre abria y cerraba los ojos mientras intentaba seguir comiendo, solo un poquito mas....

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Me tranquilicé sólo un poco al ver que ella comía. Supuse que pronto estaría mejor; de todas formas sus temblores no se pasaban, y me preocupaba el hecho de que de un momento a otro debiera cargarla hasta un hospital. No era lo suficientemente fuerte, y no sabía si alguien iba a detenerse a ayudarme. Me di cuenta de que no había casi nadie: dos personas caminaban hacia el final del camino de piedra junto al césped, y las farolas de la calle ya estaban encendiendo. Suspiré, recuperando bastante aire, y le sonreí a medias.
–De nada –me di vuelta y junté las cosas que había arrojado fuera de mi bolso. Guardé los caramelos en mi bolsillo, sólo por si acaso, y volví a enfrentarme con ella– Es... deberíamos ir al hospital? Es que yo no sé... –me encogí de hombros levemente y dejé la frase flotando, mientras intentaba no obviar que observaba cómo le temblaban los brazos con algo de impresión.

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Tecnicamente, lo correcto seria ir al hospital, pero no queria. Era un mini-dilema que aunque no me gustaba, la balanza se inclinaba a lo correcto: ir al hospital. Le di una ultima mordida al chocolate. Deberiamos.. ir... dije, aun dudando un poco, la idea no era muy de mi agrado. Hopsital significaba agujas, analisis y procupar a mi abuelo. Los temblores cedieron un poco, lo suficiente para poder sentarme muy despacio, mientras abria y cerraba los ojos una y otra vez, aun veia medio borroso por momentos. Me sentia extenuada, como despues de una clase de educacion fisica especialmente pesada. En que momento se me habia ocurrido tan mala idea? No era comun que fuera tan irresponsable y me saltara comidas y me tomara el medicamente de todas formas... Pero... mi azucar estaba muy alta... igual eso seguia sin ser pretexto, debia haber comido primero. Punto. Ahora iba a pagar las consecuencias de mis tonterias.
Conforme pasaban los minutos me sentia ligeramente mejor, aunque el malestar general, los mareos, la debilidad y el dolor de cabeza parecia que no se desaparecerian nunca. Ya me preparaba mentalmente para lo que me esperaba. En eso sono mi celular con una linda cancioncita de The Veronicas. Lo tome torpemente y conteste, era mi abuelo. Este... hola... abu... como estas? dije un poco confundida. Si.. es que.. me... suspire.. ahora tenia que decirle que me sentia mal y tendria que quedarme. Me.. quede... ehm.. en.. como se dice? la... plazita y.. ahora.. voy al hospital... obviamente se alarmo bastante cuando dije "hospital" es que.. ehm.. me... bajo... el azucar.. y me siento muy mal... y ya voy para alla... colgue luego de que me dijo que vendria tan pronto como pudiera. Voltee a ver a Rebecca. Viene para aca... vamos.. dije un tanto mas desanimada, odiaba preocupar a mi abuelo, me daba miedo que le diera otro infarto. Por favor... mrumure.

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Los temblores fueron amainando conforme ella comía; llegó un punto en que pareció controlarlo, y me tranquilicé un poco más. Asentí afirmando lo que dijo y me acomodé para ayudarla a levantarse, pero una canción me sobresaltó y me detuve. Eso era... The Veronicas? Ah, era su teléfono celular. Atendió y guardé silencio, escuchando superficialmente la conversación que mantuvo. Al cortar la comunicación me dijo quién era; asentí de nuevo y me levanté, tomé mi bolso y lo colgué en mi hombro.
–Claro, vamos –le dije. Extendí las manos hacia ella, ayudándola a ponerse de pie, pasé uno de sus brazos por encima de mi hombro y lentamente nos fuimos acercando a la parte donde estaban los negocios y demás. La miré, dudosa, porque la verdad no tenía idea de dónde se encontraba el hospital–. Sabes... hacia dónde es el hospital? La verdad es que yo no tengo idea... –admití.

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Hice una mueca, casi riendome. Vaya pregunta! Si practicamentee vivia en los hospitales. Asenti despacio y la mire. Esta... como.. por alla... no recuerdo cuantas cuadras son... dije y señale a la izquierda. Caminamos despacio, aun estsba bastante aturdida, aunque supuse que lo peor ya habia pasado. O eso esperaba yo fervientemente. Aun me sentia bastante cansada y debil, pero, en comparacion con 20 minutos atras, estaba muchisimo mejor. Me concentre mejor en caminar.

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