Esa mañana me había visto al espejo...mis ojos estaban negros, me había distraido y tenía mucho tiempo sin salir a cazar...al caminar por las calles, juntos a los humanos...mi garganta se prendía en inumerables llamaradas de fuego muy ardiente, quería avalanzarme sobre un humano, o cualquier cosa que pudiera saciar mi sed...casi lo hacía, casi llevaba a un chico a un callejón...pero no pude, mi moral no me permitió hacerlo...pude controlarlo, aunque con métodos de seducción sería muy fácil llevarlo al callejón.
Corrí hasta el bosque en busca de algún puma, oso...no me importaba si era un gato, solo quería cazar...encontré un alce, y aunque no era mi preferido lo tomé, sobre el cesped mojado a causa de la llovizna.