¿Quieres reaccionar a este mensaje? Regístrate en el foro con unos pocos clics o inicia sesión para continuar.


La hora de la venganza de acerca, y tristemente el mundo se tiñe de gris, trayendo consigo un delicioso aroma para los que los días y las noches se hacen eternas. El mismo gris de los cielos de Forks y el rojo que mancha sus tierras.
 
ÍndiceRising SunÚltimas imágenesBuscarRegistrarseConectarse

 

 . . : : Una puesta de sol : : . .

Ir abajo 
AutorMensaje
Metztli Kwaiya
Ruler of all that is Evil
Metztli Kwaiya


Femenino
Cantidad de envíos : 1059
Edad : 36
Localización : Where streets have no name...
Reputación : 7
Puntos de Experiencia : 731
Fecha de inscripción : 14/01/2009

Hoja de Personaje
Raza: Cambia-forma
Clan/Manada: Soul Guardians
Salud:
. . : : Una puesta de sol : : . . Left_bar_bleue15/15. . : : Una puesta de sol : : . . Empty_bar_bleue  (15/15)

. . : : Una puesta de sol : : . . Empty
MensajeTema: . . : : Una puesta de sol : : . .   . . : : Una puesta de sol : : . . I_icon_minitimeLun Feb 09, 2009 11:57 pm

Vengo con otra historia corta, esta vez no es canon, sólo es algo aleatorio que salió de una tarde jugando con la historia de un viejo personaje, espero que la disfruten.

----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

“Poco a poco va amaneciendo, la dulce agonía del cielo nocturno que es rasgado por los primeros halos de luz, el viento soplando en mi rostro, el suave vaivén de las olas rompiendo en la arena, me recuerdan la primera vez que te vi... aquella primera vez creo que nunca la olvidaré”.


Pienso entre mí, 1, 2, 3, 4... muchos meses han pasado, casi dos años me parece, estaba en este mismo lugar, tenía el block en las piernas y dibujaba apresuradamente un risco, llevaba tres días enteros sentándome en el mismo sitio a la misma hora, quería plasmar esas bellas puestas de sol, y debía aprovechar las últimas horas de luz para poder hacerlo, esa tarde el sol brillaba más fuerte que otras ocasiones, haciendo del mar un enorme espejo luminoso, la marea subía poco a poco y las gaviotas volaban alrededor del faro, ese maravilloso edificio ahora viejo abandonado, permanecía de pie a la orilla del risco, a pesar de tener muchos años sin funcionar.

Quedaban a lo sumo 70 u 80 minutos de aquel espectáculo magnífico cuando al voltear para copiar un detalle del faro, caminaste a su alrededor para sentarte a la orilla del risco a contemplar el mar, fue tal vez la imaginación que me jugaba una broma, pero te veías algo triste, como si anhelaras algo con tal fervor, que su simple carestía te destrozaba. Quise seguir dibujando, pero algo dentro de mí decía insistentemente que necesitabas compañía, así que me dirigí hacia ti.

Durante unos segundos me dejé llevar por el momento y toda esa melancolía que proyectabas, me hizo desear abrazarte muy fuerte, para que no te sintieras tan solo, estuve observándote un momento y entonces volteaste y me miraste fijamente, tus ojos parecían ausentes, después sonreíste y te acercaste a mí, cuando te tuve cerca, parecías estar en total indefensión y con el miedo recorriendo todo tu cuerpo. Ante todo pensé, tómalo con calma, recuerda, es una situación inesperada...

Volviste a sentarte en la misma roca donde te había encontrado y un cuna mirada me invitaste a acompañarte, para entonces el sol terminaba de caer una vez más y sus reflejos dorados se perdían en el horizonte, no dijiste una sola palabra, pero sonreías al mirar el mar, por mi lado, estaba maravillado con el color turquesa de tus ojos que para entonces miraban la puesta de sol con la misma fascinación que un niño observa a su madre, como si comenzaras a descubrir el mundo, tus cabellos rizados se alborotaban con el viento y aún sonreías, con esa inocencia que es tan tuya.

Comenzaba a oscurecer, ibas a marcharte, vi como te levantabas y dabas varios pasos, entonces diste media vuelta y dijiste, te veré mañana a la misma hora y te marchaste, no tuve tiempo siquiera de preguntar tu nombre, sólo sabía que volverías al día siguiente y esperabas verme ahí. Esa noche di miles de vueltas en la cama, como era lógico la impaciencia y la curiosidad se hicieron presentes; la tarde siguiente cuando llegué tu ya estabas tras el faro y mirabas el mar, que se agitaba violento, subí al faro tan rápido como pude, quería volver a estar junto a ti, al verme sonreíste y me llamaste a tu lado. Igual que el día anterior vimos la puesta de sol, casi al final, iba a preguntar tu nombre, cuando, te pusiste frente a mí y dijiste – Mara, ese es mi nombre --, no pude evitar sonreírte, pues al parecer habías escuchado hasta el más remoto de mis pensamientos e incluso podrías estar escuchando lo dulce que me parecía tu voz, fue entonces que me presenté y dijiste que mi nombre, el cual había detestado toda mi vida, te parecía lindo.

Seguimos viéndonos en el mismo sitio varias veces y curiosamente terminé el dibujo del faro dos días después de nuestro primer encuentro, varias tardes caminamos por la playa, dejando que el mar mojara nuestros pies, creo que fue una de esas tantas tardes que me enamoré de ti, habían pasado ya un par de meses desde el primer atardecer juntos, ambos sabíamos ya mucho uno del otro y cada vez me sentía más cerca de ti. Una de nuestras tantas tardes, te tomé por la cintura, estaba abrazándote como lo había deseado el primer día, tu tenías esa inocente sonrisa en tus labios y entonces, te besé vaya que fue una gran experiencia, no sólo porque finalmente podía sentir el suave sabor de tus labios, sino que correspondiste a él, haciéndome saber que lo deseabas tanto como yo. Me sentí muy afortunado al ver que me correspondías, te pedí entonces que fueses mi novia, de inmediato dijiste que si.

Las siguientes citas fueron algo más formales, caminamos por el puerto y el día de tu cumpleaños paseamos en un barco, a la luz de las velas, me sentía tan feliz, que nada podría opacar todo lo que en ese instante me invadía... Era el 3º mes que llevábamos de novios, lo recuerdo, porque hiciste un pequeño dije con un caracol para mí, esa noche quise hacer algo sumamente especial en tu honor, así que conseguí que me abrieron las puertas del viejo faro, en la parte alta, nos esperaba una mesa con velas y una cena que preparé con mis propias manos. Antes de cenar te leí unas palabras que escribí para ti, decían:

“Mi bella princesa, he amado el fulgor de tus ojos desde la vez primera en que los vi, mereces todo lo mejor que puede existir en el mundo y todo el universo. No se como, pero llegué hasta ti y ahora que te tengo no quiero perderte, porque te amo, no podría decirte cuanto, porque no existe nada lo suficientemente grande o lejano como para cubrir cuanto te amo... Mi niña, mi flor de cristal, el más bello atardecer de verano, quiero que sepas que siempre te cuidaré y te amaré, porque es mi destino y he nacido para ello y debes creerme que no hay nada que pueda hacer mejor que amarte, porque amarte es lo mejor que ha podido pasarme...”

Después de la cena te tomé entre mis brazos y bailamos suavemente hasta fundirnos en un beso sin final. Esa noche, recibí el regalo mayor que nunca pude haber recibido, me dejaste conocer tu cuerpo como ni el mismo mar lo conocía, mis manos hicieron un mapa detallado lleno de besos y tiernas caricias que prodigabas a mí con el calor que sólo un alma pura puede brindar; tu cuerpo desnudo frente a mí parecía una escultura que sería un sacrilegio profanar, pero al mismo tiempo sería aberrante no descubrir todas y cada una de sus texturas. Tus manos temblaban al tocarme pero al igual que las mías recorrían senderos nunca antes explorados, finalmente nos abrazamos fuertemente y nos quedamos dormidos mirando el cielo desde nuestro viejo y olvidado faro.

El tiempo siguió su marcha y nos ha visto hacernos hombre y mujer, la vida nos ha enviado pruebas miles que en algún momento nos confundieron y distanciaron, pero, que lejos de destruirlo, hizo a nuestro amor más y más fuerte y también nos enseñó a madurar y a aprender más uno del otro; ella misma en sus hilos y giros probó nuestra fe, confianza y resistencia, enseñándonos que podemos llegar muy lejos y hacer cuanto deseemos, siempre y cuando tengamos la voluntad para lograrlo.

Hoy he prometido estar junto a ti, por y para siempre, te he dicho de nuevo que te amo y juré que ante todo voy a cuidarte y protegerte pase lo que pase. Y mientras yo el mismo Demián que conociste en un risco por una enorme casualidad, dice todo esto y mira como despunta el alba; vela tu sueño, porque aún no se ha cansado de la inocente y melancólica figura de su Mara que aún ahora mira el mundo con la misma curiosidad que un niño mira a su madre, como descubriendo todo por primera vez.


----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Ya saben, los comentarios son gratuitos y libres de azúcar y grasas, si se tomaron la molestia de llegar hasta acá, dejen huella de su paso por aquí.

Hasta otra.

Metztli Kwaiya.
Volver arriba Ir abajo
Invitado
Invitado




. . : : Una puesta de sol : : . . Empty
MensajeTema: Re: . . : : Una puesta de sol : : . .   . . : : Una puesta de sol : : . . I_icon_minitimeMar Feb 10, 2009 2:55 pm

Mujer me haces emocionar con todo lo que escribes... he llegado a llorar, te lo aseguro.
Gracias por escribir tan bien n.n
Volver arriba Ir abajo
 
. . : : Una puesta de sol : : . .
Volver arriba 
Página 1 de 1.

Permisos de este foro:No puedes responder a temas en este foro.
 :: Off Topic :: Fan Fiction-
Cambiar a: