¿Entre pañales....?

El humor que Zazil tenia me volvia loco, sonreí por sus palabras.

Comenzé a enredarme entre las sábanas, intenté que mis manos no se vieran desesperadas, pero temi no lograrlo, estaba algo nervioso, tenia una urgente necesidad de ella.

Mis oidos estaban atentos a cualquier sonido, quizas no era del todo pertinente consumar mis deseos en la situación en la que estabamos, bebés y posibles hermanos en puerta.

Pero no sabia qué hacer, si continuar con mis labios recorriéndola, o aplazar mis deseos un poco mas, me separé levemente de ella.

-Zazil eres encantadora, y me muero por ir más allá, pero tus sobrinos...- me callé besándola, estaba actuando como un idiota.

Era suficiente de tanto hablar, ella me hizo callar con sus besos, y agradeci que lo hiciera, estaba algo harto de mi yo moralista y precavido.

Las sábanas terminaron por desvanecerse, a lo lejos escuchaba los mil sonidos del bosque, aunados al aliento y los susurros de mi novia, hacia el ambiente mucho mas encantador.

Terminé por tomarla de la cintura y la coloqué justo encima de mi, tomé su rostro acercandolo al mio, los besos aun tenian ternura pero les ganaba por mucho la pasión.

Lo que pasaria esa noche era inminente y no habia forma de seguirse negándo a tan intensos deseos.

Me arranqué la playera blanca, el calor se hacia cada vez mas fuerte pero más soportable.

Mis manos exploraron su piel descubierta, pero me moria de ganas de explorar mas allá.

Tenia el cuerpo repleto de aquellas gotas exhalando deseo, podria haberla tomado en el instante en que mis ojos admiraron su cuerpo desarropado. Pero tuve que frenar mis impulsos, me alejé ligeramente de su cuerpo, sin dejar de tomar su rostro entre mis manos, los giros hacian que no entendiera del todo la posición en que nos encontrabamos.

-Dame... dame tiempo- besé sus labios por última vez y sali de aquél espacio pretensioso.

Corrí a buscar mi ropa, dónde demonios la habia dejado?, agradeci que mis ojos funcionaran a la perfección en la oscuridad, no podia dejar a Zazil ahi, esperandome, al fin encontré el pantalón, saqué un pequeño saco de tela oscura, lo abri y encontré aquello que buscaba. Sonrei, mis ojos brillaron y regresé hasta donde Zazil.

Casi rompo la cama al aventarme, habia hecho calculos y no habia tardado ni 10 seg en ausentarme.

Continué con el juego de caricias, me acerqué a besar su cuello, tenia que calmar mis latidos, el corazon estaba desbocado, y sentia un ligero temblor en mi cuerpo.

A pesar del loco deseo, agradecia mi conciencia para no cometer actos impulsivos, queria cuidar a Zazil, protegerla de cualquier situación no deseada, estaba seguro de mis sentimientos hacia ella, y de la locura de permanecer con ella toda mi vida, pero no estaba dispuesto a perderla, algunas situaciones tendrian que esperar, ahora sólo nos hacia falta consumar el deseo, nada mas.

De nuevo un instante de conciencia, me alejé sólo un poco, habia que protegernos.... cuando al fin lo logré, después de calmar el temblor de mis manos, mis ojos brillaron de nuevo, esta vez, nada me detendria.

Recorrí con mis manos su figura, delicadamente la acerqué a mi. Las gotas de rocío hacian que nuestros cuerpos resbalaran de manera sutil. En un ágil movimiento ella era completamente mia.

No habia felicidad y satisfacción mas intensa e infinita que esta, estaba seguro que a partir de esta noche no podria alejarme de ella, traté de no cerrar los ojos, no queria perder un solo detalle de lo que estaba pasando, intenté grabarme su rostro con su infinita gama de gestos, los aromas de su piel y la diferente intensidad de sus sollozos.

Para mi ya no habia nada mas que ella, era ahora mi mundo entero.

Hice todo lo que estaba en mis manos para hacerla feliz, al término noté todo lo que queria en su rostro.

Juntos llegamos a la cumbre del deseo, exhalé lo que parecia un ultimo suspiro de vida, con el cuidado que ella merecia me desprendi de su cuerpo letal. Ahi recostado a su lado, comenzé a enredar mis dedos en su fino cabello al tiempo que acariciaba su rostro, yo completamente embelesado noté como poco a poco sus ojos se cerraban.

Permanecí despierto toda la noche admirándola... acariciándola.

Estaba tan inmerso en ella que no noté el llanto del pequeño, cuando ella se despertó de un salto, fue hasta que percibí el sonido.

Apresurado me levanté de la cama y comenzé a buscar la ropa que me habia prestado, no andaria en su casa desnúdo, por lo menos hoy no.

Me vestí, Zazil ya estaba con los niños, la seguí para ayudarla.
Ambos estaban despertados ahora.

-Perdi la noción del tiempo, pero ya casi amanece, supongo que no tardan en llegar por ellos- le dije al tiempo que estiraba mis brazos para cargar a Aaron

*despiertos

Tenia a Aaron en los brazos, él habia dejado de llorar, me senti bien por el hecho de que yo les proporcionara cierta paz.

Segui a Zazil titubeante hasta la sala con el chico en mis brazos, a decir verdad me moria por que llegara el padre de los pequeños, estaba agotado y no me sentia apto para cuidarlos.

Sentados en la sala, Zazil desapareció con el pequeño Armand, supuse que habia ido a la cocina para preparar los biberones.

En menos de un segundo los niños lloraban de nuevo, me senti inútil y melevanté con Aaron en brazos intentando calmarlo.

De pronto una figura se aparecia ante mi, me quedé quieto intentando que mi cerebro procesara todo eso.

El hombre estaba desnudo frente a mi con la mirada llameante y furiosa.

Un instinto irreconocible, hizo que me alejara un poco, protegiendo a Aaron de aquel hombre, cuando escuché lo que dijo dejé de retroceder.

Analizé un segundo sus palabras.

-No le haré nada, no le hecho nada- dije con voz tranquila, mi pose estaba atenta a cualquier movimiento del hombre frente a mi.

Extendi mis brazos con el niño para darselo al que supe era su padre.

Segui quieto, él estaba furioso, y yo era un desconocido en su casa, lo entendi a la perfección.

El choque del hombro de aquél hombre me tomó desprevenido. Cerré los ojos apretando las mandibulas, era dificil sacarme de mis casillas, pero esta vez no habia razón suficiente para que él se comportará de esa manera. Seguí quieto y escuché su amenaza, esbozé una ligera sonrisa cuando él no me vió.

Fui hasta donde Zazil la cual estaba en la cocina con los pequeños, la ayudé con ellos, no importandome las amenazas del padre.

Ella nos presentaba de nuevo, supuse que ya no habia necesidad.
Le sonrei a Zazil y después miré a Adrian. Mi cara permanecia seria y de pronto me sentí de más en esa casa.

Pero por ahora no me iría, no era el tiempo.

Tomé la mano de Zazil, miré por la ventana el sol estaba en su punto, unas ganas tremendas de correr en mi forma animal se me atravesaron en el pecho.