Interrogando al espia (Aidan)

Al fin, ya no se trataba de un rastro en un papelera, o en una parada de autobus, o alli donde se habia detenido mas de lo necesario, tras dos dias de seguir un rastro confuso, podia olerlo, su aroma vivo, podia oler su sudor.

Le observe unos segundos, se trataba de un hombre de mediana edad, lucia una fina barba de dias, y su rostro reflejaba el agotamiento y la tensión constante a la que se veia sometido. Comence a andar hacia el con decisión, llevava puesta la ropa que Lucian me habia dado de la mochila, e iva descalza, lo cual me delataria rapido al espia bien entrenado, pero eso no seria un impedimento.

La noche era cerrada, y la carencia total de viento hacia que fuera sofocante. Pocas personas permanecian en la plaza aun, pero eran las suficientes como para incomodarme.

Camine hasta situarme a su altura y le salude con voz seductora.

-Buenas noches encanto, ¿te apetece pasar un rato agradable conmigo?.- Me pegue ha el hasta susurrarle en el oido. -Tenemos que hablar, porque no vamos a un lugar menos concurrido.-

Después de las órdenes de Alexander, me puse a deambular por varios lugares, sin mucho sentido de lo que hacía, simplemente buscando olvidar, dejar en el pasado el asunto con él, aún sabiendo que era imposible e improbable. Tenía miedo por una vez en mi vida y eso realmente me molestaba llegando a irritarme, habiendo espantado el sueño de mi cuerpo durante algunas noches.

La Plaza de los Pioneros se volvió el sitio que escogí para detenerme a descansar un rato. Requería un momento para volver a la vida, un rato de olvidar mis temores, aunque solo fuese un momento. Respiré hondo, pero la tétrica imagen de Alexander me asaltó de nuevo. Después de eso no tuve mas remedio que simplemente deambular otra vez pero a paso lento ahora.

Ahora que lo pienso, si me hubieran dicho que estaba por recibir una gran sorpresa, seguramente no lo hubiese creido, los humanos somos muy ingenuos a veces. Una prueba de ello ocurrió esa misma noche, después de perderme otro rato en mis pensamientos, cuando una atractiva chica me tomó descuidado. Si hubiese estado normal seguramente no me habría negado a sus palabras

-No estoy de humor- dije casi ignorándola mientras seguía mi camino

Me quede ligeramente perpelja, no esperaba que respondiera a mi torpe seducción pero si que hubiera sido mas perceptivo, para ser un espia no era demasiado perceptivo.

-Es curioso... tu jefe tampoco suele estar de muy buen humor...- Hable desde su espalda, quitando cualquier tono amable que mis palabras llevaran antes. Le observe con seriedad y espere a que se diera la vuelta.

Espero que no se le ocurra ninguna tonteria.

¿Mi jefe? me repetí en mi mente un insignificante segundo. No tenía la más estúpida idea de quien era ella, quizá solo me estaba jugando una mala broma al observar lo aturdido de mi condición. Me encogí de hombros sin dejar de andar por la plaza. Necesitaba continuar ordenando mi mente, y la persona aquella me lo impedía.

-Ignoro de que hable- murmuré manteniendo el paso, sin siquiera tomarme la molestia de echar un segundo vistazo

O ese tio era muy estupido, o increiblemente listo, no sabria decirlo por su reacción.

Esta vez camine decidida hacia el, apolle una de mis manos en su hombro y le ice girarse de golpe, odiaba ser tan brusca, pero no sabia a lo que podia atenerme con los hombres de Lucian. Al fin y al cabo si se movian en el mundo de las sanguijuelas no serian unos ineptos.

-Escuchame bien humano- Remarque la palabra para que entendiera de que iva el juego, no obstante... yo seguia siendo humana... o al menos eso me repetia a mi misma. -quiero información sobre Lucian y sus operaciones aqui, y se que tu vas a darmela.- Mostre una media sonrisa y aguarde a que reaccionara.

Sentí como giraba violentamente, contra mi voluntad. La chica aquella, ella era la fuente de aquel súbito cambio en mi trayectoria. Sin embargo, eso poco me importó cuando mencionó aquel horrible nombre: Lucian. Estaba seguro que le conocía, pero no sabía por qué buscaba información suya en mi. Mis ojos se abrieron por completo y quedé atónito un instante, balbuceando sonidos sin sentido, mucho menos coherencia... ¿acaso ella era como él? No, no podía serlo, entonces...¡demonios! malditos demonios del averno

-Yo no sé nada sobre esa persona- dije usando la misma fuerza bruta para soltarme, movido por el temor a Alexander- Llame a la policía si se le ha perdido- concluí mirándola con algo de rabia

Le mire tratando de leer su expresión, no era lo que esperaba, entonces me di cuenta, no era un agente para Lucian, era un simple corderillo asustado que trabajaba bajo el temor.

Habia algo mas en el, ira, rabia, esa rabia que tantas veces podia percibirse en mi misma.

Suavize el tono de voz, y hable casi de una manera condescendiente.

-Escuchame bien, tu y yo vamos a hablar por las buenas o por las malas, eso no tiene cavida a discusión, si coperas no te are daño y Lucian no tiene porque saber nada de esto. Ven, sigueme.- Comence a andar hacia una calle menos transcurrida, y esperaba que hubiera entendido que no iva a darle una opción que no fuera acompañarme. Me detuve tras dar un par de pasos y me volvi. Seguia en el mismo sitio, completamente tenso, como si por dentro estubiera teniendo una lucha interna.

Esta vez le mostre una sonrisa. -Despues podras marcharte lo prometo. La carne humana no me satisface lo mas minimo- La verdad es que no la habia probado, pero el no tenia porque saberlo.

La maquinaria de mi mente comenzó a funcionar una vez más. Unos momentos sentí como volvía a pensar justo como siempre. No estaba convencido de que razón plantearme, pero debía aprovecharlo... quizá era momento de volver a charlar con alguien fuera de los negocios... aunque, de algun modo seguían siéndolo. Suspiré algo fastidiado por la idea, pero realmente no tenía mucho de donde escoger... si ella era como Alexander, fácilmente podía liquidarme.

-Como quieras, pero no sé absolutamente nada de importancia he de advertirte- dije encogiendome de hombros nuevamente, caminando donde la chica- De cualquier modo, pase lo que pase, ya no me importa mucho mi existencia, y a los demonios como Alexander poco les importa la vida de los humanos- concluí metiendo las manos a los bolsillos del pantalón

Comenzamos a caminar saliendo de la plaza por una calle lateral.
-Dices que no te importa tu existencia pero tus reacción al hablar de Lucian indica lo contrario, pareces atormentado.
Cuando dices Alexander... te refieres a el ¿verdad? es asi como tu los llamas-

Salimos a una segunda calle y pude oler el agua nauseabunda de la ciudad, debia de haber una fuente cerca. Poco a poco fui caminando en esa dirección mientras seguiamos hablando.

-Dime lo que sepas de Lucian, no se de el nada mas que la historia sobre su impresionante organización y su increible longevidad.
Y ya puestos... cual es su verdadero objetivo, me dijo que estaba buscando a su hijo, dime tambien lo que sepas de sus objetivos.- Tal vez fueran demasiadas preguntas, pero supuse que el tendria tiempo para responder.

Respiré el aire a nuestro alrededor con toda calma. Logré sonreir tras escuchar atentamente las preguntas cuya respuesta demandaba la joven. Mantuve el curso que ella seguí, meditando cada una de las respuestas que podía ofrecerle, y como me ayudarían a defenderme de Alexander... quizá, incluso, podía emplearla a ella para ese fin. Una sonrisa trinfunfal apareció en mi, seguida de una carcajada. Finalmente...

-Lucian Alexander Von Wednar- comencé empleando un matiz de confianza- Es el dueño de una corporación multinacional con cede en Berlín, Alemania. Se supone que tiene acciones en esta parte del mundo, pero su hijo, Seprov Iskander Von Wednar, encontró una manera de robarle todo en América, apoderándose de las acciones en el banco local- callé un instante, pensando en que podría revelar a continuación- El propio Lucian, como tu lo llamas, me envió a matar a su hijo hace un par de años, y desde entonces le he rastreado por todo el mundo. Desde luego, no se nada sobre cuan viejo sea él- guadé silencio, esperando a que la chica hiciese otra pregunta

Asi que despues de todo, ¿se limitaba simplemente a eso? ¿mera codicia? Con que clase de monstruo capaz de asesinar a su propio hijo estaba trabajando... El fin justifica los medios La voz de Josh se apresuro a responder a mis preguntas, apaciguando la rabia que comenzaba a latir en mi pecho. Los Volturis, la maxima fuente de la estirpe maldita han de ser destruidos, y el puede tener la forma de hacerlo.[/i ] De nuevo la voz de Josh en mi interior, aunque esta vez Ana respondio con rapidez. [i]Si es que no esta mintiendo con eso.

Asenti con la cabeza y deje de escucharle por un momento sumida en mis cavilaciones.
Le observe unos segundos.
Casi sentia lastima por el, pero no era mas que un asesino al fin y al cabo.

Ahora la fuente era visible al final de la calle en una plaza pequeña. -No pareces saber nada sobre Alexander, pero es obvio que le temes, asi que supongo que sabes lo que es, sabes lo que somos.- Su mirada solo confirmo lo que yo ya sabia y prosegui hablando. -Que sabes sobre Seprov, donde se encuentra.-

Sabía lo que el infeliz de Alexander era, sabía lo temible que podía ser, o eso sospechaba, eso me indicaban las antiguas leyendas que leyese en historia décadas atrás, mi única fuente de información. Aún consciente de ello, de que la mujer a mi lado podía ser semejante al demonio que tenía por jefe, no estaba exactamente dispuesto a compartir mis descubrimientos sobre el paradero de mi medio hermano; él se había convertido en mi presa, y eso era inmutable ahora y siempre.

-¿Seprov? Me temo que de ese asunto no tengo nada de que hablar, princesita- dije tajantemente- Me enviaron aquí, desde la comodidad de mis aposentos para matarlo- una risa de satisfacción escapó de mi- Bueno, eso ya está hecho, realmente- me encogí de hombros, pues mis labores, sin duda, se completarían en muy poco tiempo... sólo era cuestión de cuanto podía mantenerse en pie el león.

Vaya... aun le quedaba valor al asesino... ¿princesita? note como la ira, tan familiar en mi inundaba mis palabras.

-Me parece que aun no lo has entendido, no te estoy dando la opción de elegir si quieres contarmelo o no.- Me detuve junto a la fuente para mirarle. Aun le sonreia, pero la sonrisa amable de unos segundos se habia esfumado por otra mas cruel.

-¿Has acabado ya con el?- Tal vez Seprov pudiera contarme algo mas, y le necesitaba con vida lo suficiente para interrogarle

Sin duda había conseguido mi objetivo, mostrarme con el vil bastardo de siempre, lo cual, aún con la factible posibilidad de encarar a un demonio que, admitía, era incapaz de matar, me infundía ciertos ánimos renovados para mantener una charla más o menos agresiva con aquel engendro salido del propio infierno a base de bocadas de azufre. Debido a ello, fanfarronear un poco no me sería tan terrible, quizá me podría traer algún buen recuerdo antes de morir.

-No olvides que yo escojo si te digo o no lo que quieres, princesa- dije con el mismo tono picaresco e irritante de antes- Si me callo no optendrás información de mi. Si me matas, tampoco. Y como realmente ya no importa mucho si muero o vivo estos días, creo que salgo ganando en ambos casos, ¿verdad?- concluí con una sonrisa triunfal.- Pero soy una buena persona, y lo único que te diré es que mi querido hermanito ya está muerto

Estaba empezando a cabrearme de verdad, note como un temblor recorrio mi espalda y le mire iracunda.

-Todos aceptamos la muerte cuando llega el momento, pero creeme, cuando nos sometemos al dolor ninguno estamos preparados. y puedo asegurarte que no voy a ser rapida conrigo, dime, si tu trabajo esta cumplido, porque estas tan resignado a morir..-

Pense un momento y me obligue a relajarme, si seguia asi lo destrozaria antes de darme cuenta, antes de torturalo o de que el me diera alguna información.

Refuté sus palabras con un delicado movimiento de la cabeza. Pronto, seguramente, probaría sus límites y me metería en serios problemas, pero al menos me iba a divertir viendo como uno de aquellos malignos seres del diablo se enfurecía. De todas maneras, si terminaban mis días ahí mismo, quizá sería mejor que someterme al poder de Alexander. Aplaudí, demostrando como me entretenía el espectáculo, tras lo cual me decidí a hablar un poco más.

-Tú no eres como... Lucian- me había costado recordar su nombre- Tú simplemente me matarás cuando no puedas contenerte más. Eso, para mi, es mejor que vermelas con él. De hecho, ¿me pregunto si no se enfadaría por el hecho de que me matases?- pregunté casi en tono infantil, como un niño con una gran duda. Acompañé aquella última frase con una sonrisa de satisfacción nuevamente.

Respire hondo tratando de eliminar mi rabia, solo era un mero humano. -Bien... entonces lo planteare de otra forma, si alguien puede evitar del destino que Lucian te tenga preparado soy yo. Digamos, que si colaboras, podria ayudarte, Lucian no me temera, pero aun me necesita, y contara con mi ayuda mientras cumpla una seria de condiciones, tu podrias ser una de ellas, siempre y cuando... me seas util claro, dime... que le a ocurrido a Seprov, y dondee puedo encontrar su cadaver.-

Pense en cada una de las palabras que habian salido de mi boca y aguarde su reaccion.

Podía ser la última vez que me riese, pero lo estaba haciendo tan fuerte y prolongádamente como me era posible. Jamás me esperaría que un sirviente de Alexander pudiese pedirme ayuda... a un humano, vaya sorpresas que la vida le daba a la gente, y esta sería una suficiente como para alegrarme toda mi existencia, al menos el resto de ella. Sin duda, podía morir con una sorisa en el rostro, pese a cualquier daño que ella quisiese inflingirme. Sin embargo, el juego comenzaba a agradarme.

-Permíteme recapitular, ¿estás diciendo que necesitas mi ayuda?- pregunté señalándome con una mano- Mi, ayuda- repetí un poco más alto, sentándome junto a la fuente- Bueno, Seprov aún no está muerto, pero lo estará pronto, pues un virus que tiene en su cuerpo lo está asesinando lentamente- declaré con frialdad- ¿Eso querías saber?- puntualicé todavía con gusto

A si que Seprov se moria por un virus, ¿entonces porque Lucian seguira tras su pista? no tenia sentido.
Decidi hacer caso omiso al echo de que se estubiera emocionando poco a poco, y trate de seguir relajada.

-¿Dime le has visto? donde se encuentra ahora... porque Lucian sigue su pista si el ya va a morir, que es lo que aun me ocultas Aidan. Has visto a Seprov ¿verdad? donde se encuentra...-

Parecía que aquel demonio no entendía mi postura. Me divertía aquella situación sin precedentes para mi, sin duda alguna era de lo más hilarante en mucho tiempo. Si vivía, se lo contaría a mis hijos, y luego a sus nietos, para que supieran lo que había logrado un simple humano frente a los engendros de belcebú. Bostecé con tranquilidad, sin preocuparme la reacción de mi hostigadora.

-Puedes preguntarle a... Lucian, ya le he dicho lo pertinente al respecto- respondí con sonriente- Supongo que te tendrá confianza como para revelarte esos detalles, ¿no es así?

Estaba claro que ya no iva a decirme nada mas, ni por las buenas ni por las malas, Aidan ya no me era util si vivia o no, no era importante, ademas no era mas que un maldito asesino, estire mis manos tranquilamente, y apollandola en su hombro lo empuje a la fuente.

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(tirada de fuerza para el empujon, no voy a matarte claro, pero asi te das un baño y dejas de oler a mi, por si Lucian y tu volveis a hablar pronto xDDD)

Con un diablo, la fuerza maligna de aquellas criaturas era, sin duda, aplastante, sentir aquel empujón de hierro me hizo desplazarme contra mi voluntad. Estaba claro que quería lanzarme a la fuente, la pregunta era ¿por qué? Traté de resistirme tanto como me fue humanamente posible.

Sé que me voy a caer....

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Me quede aturdida un segundo cuando vi que el humano se resistio, y entonces rompi a reir en una sonora carcajada.

-Vaya vaya, debi poner mas impetu, eres mas lo de que aparentas- Me retire de el y comence a caminar alejandome de espaldas. -Date una ducha humano, no quiero que Lucian sea capaz de olerme en ti y... buena suerte.- Gire sobre mis talones y comenze a caminar hacia el fondo de la calle.

(Wow! Tal vez no)

Me planté en el suelo tan fuertemente como me fue posible. Resistiendo aquel colosal empujón. No me permitiría ceder tan fácilmente ante un demonio, menos si podía evitarlo. Me reí a carcajadas después de semejante acto, y esbosé una sonrisa a continuación. Eso había sido suficiente por una vida. Sin embargo, el siguiente movimiento fue mucho más poderoso, lanzandome directamente al agua. Me recuperé velozmente, y casi grité, para revelar la información que ocultase unos momentos atrás, pues ahora ella era mi esperanza de ver caido a Lucian.

-Bien, me ha agradado eso. Seprov vive en un castillo a las afueras de Port Angeles, a unos kilómetros de la carretera principal, tomando al sur. No puedes perderte- dije con una sonrisa tras sacar agua de la boca- Y ven a verme cuando quieras, princesita- añadí simplemente para irritarla

Sonrei para mi misma, al final tenia la información. Grite sin detenerme. -Para no temer a la muerte, te aferras mucho a tu vida cuando te asustas.- Levante la mano a modo de despedida y segui mi camino. Mi proximo objetivo estaba al alcance.